Mucho por trabajar y reflexionar. Hoy día, el fútbol tiene ingredientes claros y no son sólo la técnica y la táctica sino también aspectos mentales, psicológicos, cognitivos y actitudinales. Gayà fue tajante en su análisis postpartido. El Mallorca salió más enchufado, superó al Valencia CF en temperatura competitiva, en volumen de acción desde el primer segundo, por intención clara. Hubo muchas pérdidas de balón, errores no forzados. Al otro lado, el bloque de Vicente Moreno lo hizo todo muy fluido, técnica, movimientos y definición exquisita. El Valencia jugó a un ritmo demasiado bajo. Hubo problemas importantes en el mediocampo, con amarillas rápidas a Dani Parejo y Coquelin. Esas tarjetas fueron señal de que algo no iba bien.

Las segundas jugadas, los rechaces fueron todos del Mallorca, a partir de ahí se hicieron fuertes. Con Parejo y Coquelin condicionados, Baba y Salva Sevilla dominaron. La reducción de espacios a espaldas de los dobles pivotes no funcionó y ahí se produjeron desajustes tácticos. A nivel ofensivo hubo muy poco consecuencia de los mínimos circuitos por los pasillos laterales de ambas bandas. Maxi y Gameiro fueron una isla sin abastecimiento. La expulsión de Parejo -muy rigurosa- a los cinco minutos del segundo tiempo dejó un panorama irreversible.

La imagen, superada la hora de partido, fue contundente. El Valencia CF estaba desdibujado, confuso e impreciso, más todavía sin Parejo. El Mallorca consiguió lo que quería para ese trama: tener el balón. Pasaron los minutos y el partido se le hizo cada vez mas largo al Valencia. La entrada de Ferran por Cheryshev (con problemas físicos) generó un pequeño giro, insuficiente. El extremo hizo un gol, que insiste en su importancia. Vicente Moreno es muy buen técnico, con todas las limitaciones del Mallorca, compite siempre y tiene rendimiento. Su equipo manejó los tiempos y la altura de la presión. Ya no es sólo Real Madrid en la Supercopa y lo sucedido en Son Moix. Son tres accidentes consecutivos con la visita a Valladolid, antes de la Navidad.