No hay puesto más importante en un equipo de fútbol que el defensa central. No es opinión, son datos empíricos. A todos nos vienen rápidamente a la memoria historias de éxito reciente sin excelsos delanteros (la Roja en 2012, el Valencia de Benítez...) o casos de campeones sin grandes centrocampistas (Grecia ganó una Eurocopa sin un solo pelotero). Pero nadie encontrará un solo ejemplo de equipos recordados sin centrales sobresalientes. Para no ir lejos en tiempo o espacio: las últimas temporadas aceptables del Valencia se construyeron en torno a las parejas Otamendi-Mustafi primero y Garay-Paulista después. Lo demás fueron buenos accesorios, ellos la clave del éxito.

Asumido esto, el Valencia CF no puede volver a columpiarse con otro central del montón. Demasiado sabemos aquí de Dealberts, Vezos, Mangalas o Diakhabys. Tampoco parece lógico jugársela con Garay. A los 33, una lesión como la que viene de sufrir el central argentino es un salvoconducto directo a la retirada o, como mínimo, a una más que probable merma en el rendimiento. Por aquí pasaron excelsos defensas muy veteranos, pero a todos los respetaron siempre las lesiones. Garay ha sido de cristal durante toda su carrera, de modo que el riesgo es evidente. Un club de fútbol no es una ONG, así que lo razonable sería que el Valencia ofreciese una renovación muy a la baja, partiendo de la base de que Garay no será ya pilar de esa defensa.

Eso obliga a fichar bien. Diakhaby ha demostrado ser una calamidad. Quienes intentan edulcorar sus limitaciones otorgándole cualidades de buen escudero no son más que vendedores de humo. En el uno contra uno no hay compañeros que valgan y este chico no tiene condiciones para rendir a nivel top. El equipo necesita, por tanto, un central de primer orden para hacer de pareja de Paulista. No hay vuelta de hoja. Y los buenos centrales se hacen querer. No salen baratos. Tampoco es una posición para traer a un joven valor a rodarse y conocer España. Aquí los experimentos con gaseosa te mandan directo a la lona. Así que ya puede Lim preparar una buena bolsa y César empezar a justificar el sueldo que cobra.