Síguenos en redes sociales:

Amapolas en San Francisco

Filmar un anuncio es cosa seria. Horarios estrictos, madrugones, comidas frugales, largas esperas...

Paciencia es lo primero que hay que tener para asistir como observador al rodaje de una película. Hay que estar preparados para ver cómo se repiten una y otra vez idénticos movimientos y escenas. Y aun cuando ya parezcan perfectos, y suficientemente pulidos, el director gritará intempestivamente “¡Corten!” y todo volverá a empezar de cero. Una hora después es posible que se siga intentando que la escena de una chica vestida de rojo cantando por una calle de San Francisco quede perfecta.

Pulsa para ver más contenido para ti