Especialidad médica

¿Qué hemos aprendido sobre neumología tras la Covid-19?

Más de la mitad de los encuestados en el estudio opinaban que tras la pandemia por Covid-19 su centro mantendría la UCIR, aunque fuera con una dotación menor

Redacción

Cuando irrumpió la pandemia de covid-19 en nuestras vidas, lo hicieron también un abanico de dudas de muchos tipos. No sabíamos, por ejemplo, si el virus causante, el coronavirus SARS-CoV-2, iba a desaparecer al cabo de un tiempo o a quedarse, ni gravedad de la enfermedad a medio o largo plazo. La neumología es la especialidad médica que más trabajo ha tenido, y sigue teniendo, para batallar contra la enfermedad, por un lado, y para desvelar todas las incógnitas, por otro.

Así se adaptaron los servicios de Neumología frente a la Covid-19

La doctora Sarah Heili, responsable de la Unidad de Cuidados Intermedios Respiratorios (UCIR) del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz de Madrid, afirma que a día hoy el manejo de los pacientes de Covid-19 está claramente establecido y consensuado. Lo está para los tratamientos farmacológicos, y también para el soporte mecánico respiratorio, en los casos en los que es necesario.

La doctora Heili es una de las autoras de una investigación sobre el papel de las UCIR en España, publicado en octubre de 2020, en el contexto de la adaptación de los servicios de neumología frente a la Covid-19. Estas unidades, no tan complejas como una UCI, pero que proporcionan monitorización cardiorrespiratoria y un soporte respiratorio no invasivo, fueron extremadamente útiles en la fase más dura de la pandemia.

El estudio recogió datos que constataban que “el número de UCIR existentes en el Sistema Público de Salud español pasó de 16 a 41”. El número de camas en este tipo de unidades pasó de 112 a 525. Los servicios de neumología tuvieron que reestructurarse y una de las razones de peso fue que “la manifestación clínica grave más frecuente desarrollada en los pacientes de Covid-19 fue la insuficiencia respiratoria aguda grave con necesidad de soporte respiratorio”.

Más de la mitad de los encuestados en el estudio opinaban que tras la pandemia por Covid-19 su centro mantendría la UCIR, aunque fuera con una dotación menor. Más de tres años después, la doctora Sarah Heili tiene claro que estas unidades son imprescindibles para reducir la mortalidad y mejorar la experiencia de los pacientes. Por tanto, siguen siendo necesarias.

Seguimiento de los pacientes tras pasar la Covid-19

En la web de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) se puede consultar el Documento de Consenso de Seguimiento post-COVID-19, que también fue publicado a finales de 2020 en la revista Open Respiratory Archives. En él se recogen las recomendaciones, fruto de la experiencia y el consenso, para el seguimiento clínico de los pacientes tras haber superado la fase aguda de esta enfermedad.

El documento recoge una clasificación de los diferentes cuadros clínicos con los que cursa la enfermedad, y se establece el seguimiento que hay que hacer en cada uno de ellos. Y también la forma de actuar ante los distintos tipos de secuelas.

Identificando causas de gravedad y consecuencias

A medida que se iba investigando sobre la Covid-19 y el virus que la causa, se indagaba en por qué algunos pacientes evolucionaban bastante peor que otros, sin que se supiera a ciencia cierta por qué. Y también se descubrían nuevos síntomas o problemas causados por el SARS-CoV-2.

Por ejemplo, buscando causas que justificaran la diferente evolución de la enfermedad en algunos enfermos que observaban los servicios de Medicina Interna y Neumología, se buscó una explicación en el genoma de los pacientes. Se recogieron muestras de sangre en más de 11.000 pacientes de muchos países y se llevó a cabo el estudio Asociación GenOMICC de genoma amplio (GWAS).

El doctor José María Echave-Sustaeta, jefe del Servicio de Neumología de Quirónsalud Madrid, uno de los participantes en el estudio, explica que en “el estudio se han descubierto genes que predisponen a la gravedad y que el COVID-19 puede compartir con otros virus". Este estudio fue publicado por Nature en mayo de 2023.

Además de fiebre, escalofríos y dolor de garganta, según la OMS la Covid-19 mostraba un abanico amplio de síntomas que variaban de una ola del virus a otra, y también de un paciente a otro. La dificultad para respirar era uno de los indicios que aconsejaban conseguir atención médica urgente. Y entre los pacientes que requerían ingreso hospitalario, una de las consecuencias graves de la enfermedad era la insuficiencia respiratoria.

Pero pronto se vio que este tipo de coronavirus no solo presentaba síntomas respiratorios. En la prensa se comentó mucho algunos de sus efectos secundarios más llamativos, como las alteraciones en el gusto y el olfato. Pero también afectaba a la piel, a los ojos, al sistema nervioso y al corazón.

De forma constante se estudiaban otras posibles consecuencias de haber pasado, o estar pasando, la enfermedad. Por ejemplo, el doctor David Blasi, especialista en Ginecología y Obstetricia del Centro Médico Quirónsalud Digest, explica como se evaluó el efecto de la Covid-19 en la fertilidad masculina.

¿Qué es el covid persistente y cómo se manifiesta?

No solo se ha quedado con nosotros el virus que causa la covid-19, el coronavirus SARS-CoV-2, causando nuevas infecciones, sino que también hay personas las que les ha dejado secuelas post-Covid y también provoca en algunos casos Covid Persistente o ‘Long Covid’, un síndrome que aparece semanas o incluso meses después de haber superado la enfermedad.

Como explica el doctor Juan Ruiz Manzano, jefe de Neumología del Centro Médico Teknon, la Covid Persistente es “un síndrome que consiste en la persistencia de síntomas de la Covid-19 a partir de la tercera o la cuarta semana tras la infección inicial, o por la aparición de síntomas después de un tiempo sin ellos".

Entre el 10 y el 30% de los casos de Covid pueden verse afectados posteriormente por este síndrome, aunque es más frecuente en mujeres de mediana edad. La enfermedad repercute seriamente en la calidad de vida del paciente, y además puede prolongarse semanas o meses. Presenta síntomas generales, como fatiga, fiebre, alteraciones en el descanso, mareo o dolor en los músculos, pero también síntomas más específicos, no solo respiratorios.

Hay que recordar, así lo hace el doctor José Ángel Cabrera, jefe de Cardiología del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid, que la Covid-19 también acarrea problemas cardiovasculares. Y lo hace durante su progreso, pero también dejando secuelas post-Covid en el corazón o con diversos síntomas cardiovasculares relacionados con la Covid persistente.

Aprendiendo de los fallos cometidos

Aunque de la respuesta dada a nivel mundial contra la pandemia se pueden sacar muchos aspectos positivos, también hubo muchas cosas que se pudieron haber hecho mejor. En septiembre de 2022, la Comisión The Lancet sobre Covid-19 hizo público un informe donde calificaba la gestión de la pandemia como "profunda tragedia y enorme fracaso".

En el lado positivo de la balanza colocan la colaboración público-privada, que permitió desarrollar diversas vacunas en tiempo récord. Lamentablemente, estiman que los fallos globales y generalizados provocaron millones de muertes que pudieron haberse evitado.

Señalan también un grave problema de nuestros tiempos: muchas personas protestaron contra medidas lógicas de salud pública, influidas por la desinformación. Otro aspecto negativo que señalan es la desigualdad sanitaria mundial, un tema que habría que abordar para “proteger al mundo de futuras pandemias”.

Últimas directrices de la OMS sobre los tratamientos

A día de hoy, seguimos aprendiendo. Fruto de este aprendizaje, recientemente la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha presentado su decimotercera actualización de sus directrices sobre los tratamientos contra la COVID-19.

Obviamente, la situación también ha evolucionado, y las actuales variantes del virus generalmente causan cuadros menos graves de la enfermedad. A esto hay que unir que gracias a la vacunación, los niveles de inmunidad son altos, y esto reduce drásticamente el riesgo de enfermedad grave y de fallecimiento.

Todas las nuevas recomendaciones se centran en los pacientes que en principio no presentan un cuadro grave de COVID-19. Han actualizado las estimaciones de riesgo de ingreso hospitalario para este colectivo: continúan teniendo un riesgo de hospitalización las personas inmunodeprimidas. Y también han actualizado los tratamientos de elección en función de si el riesgo de hospitalización es alto, moderado o bajo.