Esta rutina te ayudará a que tus hijos duerman mejor
Muchos padres se enfrentan a desafíos a la hora de establecer un hábito de sueño efectivo para los niños
El sueño es fundamental para el desarrollo físico, cognitivo y emocional de los niños. Sin embargo, muchos padres se enfrentan a desafíos a la hora de establecer una rutina de sueño efectiva para sus hijos. Y es que mantener una rutina de sueño saludable es fundamental para el bienestar de los niños. Al establecer horarios regulares, crear un ambiente propicio para dormir y promover hábitos de sueño saludables, los padres pueden ayudar a sus hijos a dormir mejor y a disfrutar de un descanso óptimo. Con paciencia, consistencia y dedicación, es posible cultivar hábitos de sueño positivos que beneficien tanto a los niños como a toda la familia.
El sueño desempeña un papel crucial en el crecimiento y desarrollo de los niños. Durante el sueño, el cuerpo se regenera, se fortalece el sistema inmunológico y se consolidan los aprendizajes del día. Además, el sueño adecuado está relacionado con un mejor rendimiento académico, una mayor capacidad de atención y un menor riesgo de problemas de comportamiento. Los niños necesitan dormir más cantidad de horas que los adultos, así que si se les priva de ellas se estará provocando que afecte a su bienestar físico y emocional. Recuerda que, según la American Academy of Pediatrics, en los dos primeros años de vida, los niños han de dormir entre 11 y 14 horas; entre los tres y los cinco años, hasta 13 horas; y de seis a 12 años, entre nueve y 12 horas. Durante la adolescencia, las horas de sueño diarias necesarias rondan entre las ocho y las 10 horas.
Resulta imprescindible que los niños hagan actividad física a diario para poder dormir por la noche a pierna suelta. No se trata de que los pongas a hacer tablas de gimnasio, sino de que se muevan y estén activos. No deben pasar el día sentados ni frente al ordenador ni frente al televisor ni frente al smartphone. Que jueguen y practiquen el deporte que quieran, corran y chapoteen en la playa o el río, así como excursiones y paseos, sobre todo los fines de semana que no tienen la actividad del colegio, o en vacaciones. No obstante, recuerda que entre una y dos horas hora antes de acostarse, los niños tienen que estar en un ambiente tranquilo y relajado que propicie que concilien el sueño. En ese momento, sí hay que bajar el ritmo.
Importancia del sueño
El sueño desempeña un papel crucial en el crecimiento y desarrollo de los niños. Durante el sueño, el cuerpo se regenera, se fortalece el sistema inmunológico y se consolidan los aprendizajes del día. Además, el sueño adecuado está relacionado con un mejor rendimiento académico, una mayor capacidad de atención y un menor riesgo de problemas de comportamiento. Con falta de sueño, niños y jóvenes ven como sufren alteraciones sus capacidades fisiológicas y psicológicas, lo cual puede tener repercusión en su capacidad de aprendizaje y su estado de ánimo. Dormir poco o dormir mal durante la infancia y la adolescencia puede propiciar la aparición de hipertensión, depresión, irritabilidad o ansiedad.
Mantener una rutina
Una rutina de sueño consistente es esencial para ayudar a los niños a conciliar el sueño más fácilmente y a mantener un descanso reparador. Aquí hay algunos pasos importantes para establecer y mantener una rutina de sueño efectiva:
- Horario regular: Establecer horarios fijos para ir a la cama y despertarse ayuda a regular el reloj biológico de los niños. Intenta mantener estos horarios incluso los fines de semana para mantener la consistencia.
- Crear un ambiente propicio para dormir: Un dormitorio tranquilo, oscuro y fresco puede ayudar a fomentar el sueño. Evita el ruido y la luz brillante, y considera el uso de cortinas opacas o máquinas de ruido blanco para bloquear sonidos molestos.
- Rutina de relajación: Desarrollar una rutina relajante antes de acostarse puede ayudar a preparar a los niños para dormir. Esto puede incluir actividades como leer un libro juntos, tomar un baño tibio o practicar técnicas de relajación como la respiración profunda.
- Limitar la exposición a pantallas: La luz azul emitida por dispositivos electrónicos puede interferir con la producción de melatonina, la hormona del sueño. Limita el uso de pantallas al menos una hora antes de acostarse y evita que los niños usen dispositivos electrónicos en sus habitaciones durante la noche.
- Evitar comidas pesadas antes de acostarse: Las comidas copiosas justo antes de acostarse pueden causar malestar estomacal y dificultar el sueño. Intenta que la cena sea ligera y evita los alimentos ricos en cafeína o azúcar, que pueden tener un efecto estimulante.
- Promover la actividad física durante el día: El ejercicio regular puede ayudar a los niños a quemar energía y a promover un sueño más reparador. Fomenta actividades físicas durante el día, pero evita el ejercicio vigoroso justo antes de acostarse, ya que puede tener el efecto contrario.
- Establecer límites claros: Es importante establecer límites claros en torno al sueño, como la hora de acostarse y las expectativas de comportamiento durante la noche. Mantén una comunicación abierta con tus hijos sobre la importancia del sueño y la necesidad de seguir la rutina establecida.
- Ser paciente y consistente: Cambiar los hábitos de sueño puede llevar tiempo y requerir paciencia. Es importante ser consistente en la aplicación de la rutina de sueño y ofrecer apoyo y aliento a los niños a lo largo del proceso.
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