Cambio de ciclo e ilusiones renovadas. El Valencia Femenino empieza a rodar sin buena parte del grupo de jugadoras imprescindibles para entender su progresión como sección. No estarán las capitanas y las referencias de los últimos cursos, desde Nicart hasta Mari Paz pasando por Carol o Gaitán. El gol, la creación, la solidez... todo está en el aire. Casi todo va a ser nuevo, para bien. Esa es la expectativa. Los responsables han asumido los riesgos y han apostado fuerte por el cuerpo técnico de José Bargues, por la juventud, por futbolistas llamadas a ser importantes en el marco de la Primera Iberdrola, por el hambre de quienes quieren abrirse paso y por un extra en experiencia llegado desde el extranjero. El Valencia no pudo retener a Viola Calligaris -al Levante, en el golpe más duro dentro de la planificación-, pero confía en acertar con el recambio y en la explosión de Pujadas.

La plantilla, tras pasar los pertinentes controles médicos durante la semana pasada, realizarán tanto lunes como martes las pruebas físicas antes de comenzar a pisar el verde, el próximo miércoles.

Torrodà y una central

El presente está en Asun, en Alejandra, en María Ortiz, en María Jiménez, en Cubedo o en Enith. Como figuras de seguridad están Bea Beltrán, Marta Carro y Sandra. Son jugadoras de Selección. Esther multiplica la competencia en el flanco izquierdo de la zaga -como Kerlly en derecha- y Candela Andújar (cedida por el Barça) debe producir un salto de calidad en todo el carril. El peso del gol es para Ellen Jansen, aunque puede caer alguna solución más en ataque. Lo que parece seguro es que el Valencia tiene atada Anna Torrodà, mediocentro de enorme proyección -pendiente de la solución de los derechos de formación-, y una central veterana para apuntalar la retaguardia. El toque de Bargues y su cuerpo técnico más la mejor versión de todos va a ser imprescindible.