El FC Steaua de Bucarest fue expulsado esta semana del estadio en el que ha jugado desde 1973 por no pagar el alquiler al ministerio de Defensa, propietario del recinto y hasta hace una década también del equipo de fútbol.

En un comunicado oficial, Defensa ha asegurado que el club no paga su alquiler desde hace más de dos meses, por lo que, "según se especifica en el contrato", el compromiso queda roto automáticamente.

Por su parte, el dueño del FC Steaua, el polémico magnate y eurodiputado extremista Gigi Becali, ha declarado que no se irá del estadio de Ghencea sin recuperar las inversiones que ha hecho allí, como la de la iluminación nocturna.

Becali ya ha anunciado su intención de ir a jugar a la ciudad de Buzau, en el sureste del país.

El club deportivo Steaua de Bucarest fue fundado en 1947 en el seno del Ejército rumano y perteneció a los militares hasta que pasó a manos privadas en 1998, tras separarse del resto de las disciplinas deportivas.

Becali, que compró el FC Steaua en 2002, vive desde hace meses en una guerra abierta con los aficionados, que consideran que ha traicionado los valores tradicionales del club del Ejército.

El enfrentamiento amenaza con recrudecerse si se confirma la marcha del histórico Steaua a Buzau.