Un jugador de fútbol inglés, aficando en Australia y que también practicaba rugby, falleció en las vísperas de la Navidad tras ser atropellado por un repartidor de pizzas. Jason Francis fue atropellado cerca de la casa en la que vivía su novia, quien tras ver las luces de la ambulancia y de la policía se acercó para ver qué sucedía y recibió la noticia de que su pareja, con la que llevaba ocho años, era la víctima. Horas después, Alice Robinson, la novia del fallecido, fue encontrada sin vida pocas horas después en lo que según indican las primeras informaciones podría tratarse de un suicidio.

La madre de Alice escribió en su página de Facebook un mensaje en el que informaba de hecho que así se trataba:

"Estoy destrozada al informar que mi hermosa hija estaba tan desconsolada que no pudo vivir sin su amado Jase y decidió quitarse la vida", señaló la madre.

Por su parte, Sam Diamond, presidente del club de rugby al que se había apuntado Jason Francis, de 29 años, relató que ella salía a investigar qué pasaba con las luces de la ambulancia fuera de casa y "los paramédicos le informaron de que se trataba de Jason". "No sabemos qué le pasó a ella. La policía lo está investigando. Ella ha estado desaparecida desde que informó a algunos de nuestros amigos lo que le había sucedido a Jason", sentenció.