Se multiplican las cenas de compañeros, amigos y conocidos ante las fechas señaladas que se acercan. Anoche coincidieron, en restaurantes distintos, las plantillas del Valencia y Levante. Los blanquinegros en un ambiente de preocupación por los últimos malos resultados fuera de casa. Después de Londres, Sevilla y Cádiz, el domingo les espera Mestalla, la exigente cátedra del viejo coliseo. Por eso, el aviso de los pesos pesados a los más nuevos para que se pongan las pilas tiene un valor especial. No cabe error posible ni ante el Málaga y luego con el Cádiz.

Decisión

La esperanzadora vuelta de Banega y Guaita no oculta las todavía decepcionantes prestaciones de Parejo y Piatti. Desconozco si Braulio Vázquez tiene pensando aprovechar el mercado de invierno, pero sería una buena opción porque ocupan una plaza estéril. Admitir el fracaso de su fichaje es el primer paso para corregir el error.

Atención

Rami, en cambio, ha sido una excelente incorporación. Pero estaría bien que el mismo Vázquez tuviera una escuchita con el jugador galo, a ver si su repentino bajón en los últimos meses es producto de su frenética actividad social en Valencia. Del todo compatible con sus obligaciones contractuales.

Merecido

La cena azulgrana es el colofón de un año magnífico, donde los granotas han sido líderes por primera vez en su historia y llevan paso firme de dar mucho que hablar aún. Todo fruto de un esfuerzo colectivo.

Diferencia

Un dato. Mientras que Emery ha dado el día libre a los suyos para reposar la cena de ayer, el Levante entrena a las diez y media de la mañana en Buñol. Y es que los dos tienen partido el domingo.

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