Silva, el mago canario que creció en la factoría de Paterna, señaló el camino de la gloria. Luego Alba, hecho futbolista en Mestalla, lo remató; mientras Mata, nuestro Mata, nos provocó el clímax perfecto. Tres de los grandes enanos de la Roja hicieron feliz a España, seguramente cuando más lo necesitaba el país. Silva se elevó sobre el cielo de Kiev y dejó para la historia un cabezazo por toda la escuadra que nunca se nos olvidará. Pero Jordi Alba, uno de los mejores de la selección, tenía preparada la bomba de la noche para celebrar su excelente momento y aprovechó una de sus perfectas subidas para dejar constancia de que es un campeón. Y Mata aprovechó sus primeros minutos en la Euro para mojar a la primera. Silva, Alba y Mata son el espejo donde se debe volver a ver el Valencia para renacer como granero de una selección que es de leyenda, pero quiere hacer el póquer en Brasil dentro de dos veranos. Silva, Alba, Torres y Mata en Kiev, Iniesta en Johannesburgo y Torres en Viena han dado el mejor ciclo del fútbol español. Torres lo inició hace cuatro años y sigue.

Sobresaliente

La tranquilidad con la que el combinado español bordó la final de esta Eurocopa significa que las grandes ocasiones están controladas, una constatación de que el sitio de la Roja está entre los grandes del mundo. Los italianos padecieron la ansiedad de ser bailados por el representante del fútbol moderno. Todos quieren imitar a España, pero hay que estar tocado por una varita, como dijo Ramos de Iniesta. El de Fuentealbilla se ha ganado el corazón europeo por su forma de jugar y su tremenda humanidad.

Supercampeones

Esta generación es un auténtico ejemplo para los niños. Buenos futbolistas y excelentes personas, comprometidos con la humildad del esfuerzo, además del consiguiente respeto al rival. Nunca nadie había conseguido la triple corona, pero seguro habrá más. Sus ojos, sus gestos, su tremenda alegría cuando levantaron la copa, son la expresión de la ilusión de los millones de niños que juegan al fútbol en su barrio, en su pueblo y que sueñan con vestir la roja algún día.

Futuro

Toda la euforia desatada por la marea roja es justa y necesaria. Pero hoy, el día después, estaría bien que esos aficionados empezaran a tratar a los canteranos españoles como futuros héroes.

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