Esto puede dar muchas vueltas todavía porque los proyectos urbanísticos de este tipo no son nada hasta que se entregan las llaves, pero eso de que en pocas semanas puede haber garantías de que el Valencia CF puede trasladarse a su nuevo estadio en agosto de 2022 suena casi a música celestial, nos deja tres temporadas por delante para disfrutar de esa auténtica pieza de museo con tanto valor sentimental como es el actual Mestalla mientras se reanudan las obras y se acaba el futuro estadio.

No sé si el valencianismo está preparado para creer que esto va a ser así después de todas las 'burras' que le han vendido en los últimos diez años, lo que sí es una realidad irrefutable es que esto, por fin, se mueve, que el Valencia CF ha ganado la Copa, que volverá a competir en la Champions, que está fichando e intentando fichar futbolistas para potenciar la plantilla y además se ha metido de lleno en este proyecto que tiene como objetivo final solucionar el marrón casi imposible del estadio de una puñetera vez, sin buitres, sin tramas ni trampas, sin Rodrigos ni Ratos.

Y Neto se va por 26+9, que suman 35. Y en el Barcelona los objetivos tienden a cumplirse al menos en un porcentaje bastante alto. Suficiente.

Más artículos de opinión de Julián Montoro, aquí.