Hay un consejo de administración que representa al accionariado y tiene el poder de decisión, la última palabra. Después hay un órgano ejecutivo, que encabezo yo desde ahora, pero me gusta la gestión en equipo. El club es el que toma las decisiones y no las personas. El interés del club y el club están por encima de las necesidades individuales y de los egos. Hay que trabajar desde el consenso». Las palabras no son mías, sino de Mateu Alemany el día de su presentación como director general del Mateu AlemanyValencia CF. Vienen como anillo al dedo para escenificar lo que finalmente ha terminado pasando. Mientras el interés general estuvo por encima de todo, las cosas rodaron bien, hubo consenso, acierto en muchas decisiones y se cumplieron objetivos a pesar de que, en los inicios, las posibilidades de inversión eran las que eran. Después, y cuando se suponía que todo podía ir mejor, todo se torció a partir del momento en que empezaron a aparecer los egos, quizá también necesidades individuales. Si después de ganar la Copa Marcelino hubiera echado el freno, el escenario actual sería ahora muy distinto. Como no fue así y el entrenador decidió irse al ataque con carros y carretas, pues Lim dijo que, para ego, el mío.

Y así es como llegamos a este fin de la etapa Alemany, una mala noticia sobre todo para Lim, que pierde al ejecutivo que le ha salvado buena parte de su inversión, que le trajo estabilidad y recuperó para el propietario una gran parte de la credibilidad que parecía haber perdido para siempre. Una lata tener principios. Si Mateu, cuando pudo hacerlo, no dejó solo al entrenador por el que había apostado, tampoco el máximo accionista se habrá plegado a rogarle que se quede. y claro, se va, en pocas horas o quizá días quedará resuelto ese blindaje y será ya historia del Valencia CF. Historia con mayúsculas, muchos aciertos, algunos errores, un criterio claro y una personalidad que mantuvo siempre a distancia a los traficantes de información.

Si él quiere, desde luego que no le costará encontrar nuevo trabajo, algo que le ilusione y le merezca la pena de volver a dejar Palma de Mallorca. Si es en un club, dificilmente será con un propietario que le dé tanta libertad de movimientos y tanto poder de decisión como ha tenido en el Valencia CF en los dos primeros años, las cosas como son. Mención aparte son los últimos tres meses, desde que la crisis se llevó el proyecto por delante.

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