Fue una suerte que el dinero de la Premier League y sobre todo el gran terremoto del verano no se llevaran por delante el fichaje de Maxi Gómez. Pesaron mucho en el desenlace final la cabezonería de Marcelino, lo mucho que peleó por ello en todos los frentes Mateu Alemany, Singapur incluido, y la juventud del propio jugador. De hecho Peter Lim, que en un principio no estaba de acuerdo con la contratación del uruguayo, acabó dando la bendición porque con 22 años, una calidad ya contrastada en nuestra Liga y un precio más que razonable para como está el mercado, es difícil que no acabe siendo una buena inversión.

De momento, en solo media temporada Maxi ya se ha convertido en un activo enorme para el Valencia CF de Celades. Además de aportar otras cosas al juego del equipo, hace goles que dan victorias y muchos puntos, que es en definitiva lo mejor que puede dar un delantero centro y desde luego lo que más valor le da. Tiene también un estilo que engancha en Mestalla, ese delantero racial que el valencianismo echaba de menos desde la controvertida marcha de Zaza. En realidad lo tiene todo para ser el ídolo de la afición durante mucho tiempo, con goles como el que dio los primeros tres puntos del año sigue por buen camino.

Completa el Valencia CF la primera vuelta del campeonato con otra victoria y 31 puntos en la clasificación, ocho por encima de la temporada pasada y a solo cuatro de los puestos de Liga de Campeones. Bastante mejor de lo esperado tal como empezó esta película, aunque pueda saber a poco en base a esos puntos que se escaparon por imperfecciones del VAR, o por ese gol de Benzemá con el partido ya acabado ante el Real Madrid. Lástima, pero por unos días aparcamos ahora LaLiga para disputar la Supercopa de Luis Manuel Rubiales, que no Supercopa de España. En Arabia Saudí. Es un título que se puede conquistar en solo dos partidos y eso lo hace especialmente atractivo, aunque sin duda serán de dar el máximo nivel. Hay que ir a ganarla, sobre eso no hay discusión posible aunque todavía hay quien cree que el Valencia CF no debería ni siquiera acudir a jugarla, pero que el brillo de ese trofeo tampoco nos confunda ni rejale ante los enormes retos que hay por delante esta temporada. La Supercopa sería una gran alegría pero los auténticos objetivos son los que son.