Nadie iba a interpretar la presencia de la plataforma 'De Torino a Mestalla' en la Junta de Accionistas como «una aceptación de las reglas de un juego viciado de origen», entre otras cosas porque si hablamos de los vicios de origen, habría que irse muy lejos en el tiempo, más o menos como ocurre con el tema del Nou Mestalla o incluso más. Lo que esperaba el valencianismo que de verdad cree que se pueden cambiar las cosas es más bien todo lo contrario.

Esperaba que la oposición, bajo la fórmula legal que fuera, estuviera unida y representada allí, bien representada a ser posible, que hiciera una demostración de fuerza, que tomase la palabra para cantar las cuarenta a Meriton, y de paso que expliquen cual es el plan para convencer al máximo accionista de que acepte vender y dejar paso a otros que sí están dispuestos a cumplir sus compromisos.

Una pequeña o gran decepción, pero nadie dijo que esto iba a ser fácil. Nunca va a ser fácil poner de acuerdo a mucha gente incluso cuando todos están de acuerdo en que quieren que se vaya Lim. De todas formas, nos guste o no, el principal problema no es todavía si la oposición tiene más o menos credibilidad, porque se puede decir que esto no ha hecho más que empezar y va para largo, de momento el obstáculo mayor sigue siendo que Lim no tiene ahora mismo intención de vender ni mucho menos de regalar el Valencia CF.