Una visita ante el Espanyol en casa había llenado de optimismo las gradas del Ciutat de València. El club, consciente del momento que se vivía, trató de poner su granito de arena con el viaje a Granada y eso generó un ambiente de final en los aleñados del estadio granota con colas interminables en busca de entradas para la final de la Alhambra. La cita merecía la pena. Era el choque clave. Vivir o morir. Quedaban quince puntos pero lo mejor era el contexto de la clasificación. La cita del Nuevo Los Cármenes era ante un rival directo. Tan directo como que estaba a solo dos puntos en la clasificación y con un triunfo el Levante se habría quedado a un solo punto del Sporting, que habría marcado la posición de salvación al término de esa jornada 34. Y dibujando los goles de Deyverson o de Giuseppe Rossi, las carreras de Morales, muchos valientes pusieron rumbo a Granada. A la ciudad nazarí, que convirtió el sueño en pesadilla.

Alrededor de 600 levantinistas llegaron a Los Cármenes hace algo más de tres años en busca de una victoria que cambiara el rumbo de la temporada. Que cambiara ese camino al descenso por un triunfo mental y futbolístico, pero nada más lejos de la realidad. El Levante naufragó en Granada y el resto fue historia. La sensación tras abandonar Andalucía fue la de una oportunidad perdida ante un equipo que se acabó salvando pero que no tenía una plantila superior a la del conjunto granota. Por ello, la visita ahora a ese estadio se asume como la oportunidad de cobrarse una pequeña venganza después de aquella fatídica noche que semanas después consumaría el descenso tras caer 3-1 en Málaga.

De aquella cita al duelo de este sábado solo queda un titular en plantilla: José Luis Morales. Al capitán le acompañaban Mariño, Orbán, Medjani, David Navarro —ahora en los despachos— Lerma. Por ello el Comandante quiere disfrutar en Los Cármenes de su particular duelo ante un equipo que trae malos recuerdos dentro del levantinismo. Y es precisamente esa sensación la que debe dar alas a un equipo que llega con la moral tocada tras perder el Derbi, con bajas en defensa y con necesidad de puntuar para volver a la zona media alta de la tabla.

El choque además será ante una de las grandes revelaciones de la competición. Con 23 puntos, el cuadro nazarí es actualmente noveno clasificado aunque en el último mes y medio han ofrecido algunas dudas. Eso sí, la victoria ante el Alavés dejó claro que es un equipo complicado y con una estructura muy marcada. Yangel Herrera, de quien el Levante tuvo informes hace tres años, ahora está convirtiéndose en una de las grandes noticias para el Granada, con una plantilla muy modesta pero notablemente competitiva.

Por eso, el Levante asume la visita a Los Cármenes como una prueba de fuego al margen de esa venganza particular después de la derrota de 2016.