Apenas unas semanas después de despedirse con cajas destempladas cuando la negociación para su renovación se fue al traste, el Levante se ha vuelto cruzar mucho antes de lo esperado con Joaquín Caparrós. Y es que el reencuentro con su exentrenador no ha sido en ningún partido, sino en un mercado de fichajes que va alcanzando ya su esplendor. La sombra del míster utrerano, que plantó a los granotas de mala manera, planea irremediablemente sobre Orriols pese a la balsámica llegada de Mendilibar y de hecho sigue presente en el día a día sea de manera directa o indirecta.

Tal y como muchos se temían al romperse una negociación que parecía cosa hecha, las interferencias del extécnico con jugadores en los que se estaba trabajando antes de que pegara la espantada se han convertido en una realidad. Al final en el Ciutat han corrido como la pólvora las informaciones que le apuntaban como una cortapisa en determinadas negociaciones de futuro, algo a lo que en primera instancia no se daba crédito pero que a la postre ha sido motivo de un profundo malestar. No es para menos teniendo en cuenta que se trata de parte del trabajo de la secretaría técnica a lo largo de toda una temporada.

El hecho de que Caparrós se haya cruzado ya en alguna negociación abierta ha sido plato de mal gusto en Orriols, donde pese a no darle publicidad tampoco se han quedado de brazos cruzados. De hecho, tras el enfado inicial, incluso se ha hecho alguna gestión internamente para poner las cosas en orden. Es más, salvo que de aquí en adelante vuelva a torcerse todo, parece haber una especie de compromiso por parte del exentrenador levantinista para que no se produzcan más encontronazos o ´malentendidos´.

La renovación de Caparrós llegó a darse por hecha y no en vano durante muchas semanas y como era lógico estuvo al tanto de bastantes gestiones de mercado con futbolistas que a priori podrían acabar estando a sus órdenes. Pese a que durante el año Manolo Salvador continuó haciendo marcha, el director deportivo puso en común, especialmente a última hora, algunos nombres de su cosecha con el entrenador, igual que es cierto que también ocurrió al contrario. Lo que más ha molestado en el seno del club, sin embargo, es que las interferencias hayan sido en casos de futbolistas en los que el Levante llevaba camino adelantado con independencia de si finalmente el utrerano acababa renovando contrato.

Y es que por si no fuese ya suficientemente complicado para el Levante fichar con uno de los presupuestos más cortos de Primera División, la tarea puede volverse más titánica todavía si Caparrós si mete de por medio y de manera desleal. No sólo ya porque pueda terminar quitándole a algún futbolista, sino porque a la postre cualquier fichaje se complica y encarece.

Intereses muy similares

Debido a este motivo, por más que las aguas parezcan haberse calmado bastante en los últimos días, la tensión continúa estando latente y probablemente vaya a ser así durante todo el verano. De momento, eso sí, parece que cada uno vuelve a hacer marcha por su cuenta pero no sería de extrañar que Granada y Levante vuelvan a coincidir en otros futbolistas ya que pese a las diferencias existentes entre equipos y presupuestos ambos se mueven en rangos bastantes similares. Además, hay que tener en cuenta que Caparós es uno de esos entrenadores a los que les gusta estar muy metido en las operaciones de mercado.