Antes de empezar, el Valencia sabía que dormiría tercero. Era cuestión de convencer, de jugar un partido en paz, para reconciliarse con el valencianismo. Era así de sencillo y por fin se consiguió. La grada esperaba, mejor dicho rogaba, una ocasión para alejar al cuarto y fueron cuatro los goles. Tardó quizás demasiado, pero la fiesta llegó cuando Mestalla se inquietaba. Se elevó Aduriz y con un cabezazo providencial abrió el camino de la goleada. Ese tanto hizo olvidar un duelo bronco, con poco juego y mucha sangre. Ricardo Costa y Marc Bertrán tuvieron que recibir puntos en la ceja en los compases iniciales, pero los puntos que más importaban, los de la victoria, se quedaron en casa. Gracias que el osasunista Lekic es de sangre caliente y agredió de formal juvenil a Rami antes del descanso. Los de Pamplona jugaron con diez el segundo acto. Fue el inesperado regalo navarro.

Aduriz

El gol de Aduriz dio tantas alas, que fue un contagio rápido a sus compañeros, que hasta se animó Jonas después para marcar el segundo. Y el tercero de Aduriz y el cuarto de Jonas. Valió la pena tanta espera porque el Valencia ya es de ´Champions´, pues tiene la cuarta plaza asegurada, en propiedad. Con esa tranquilidad, el sábado es el último partido de Emery en el banquillo local. Y encima ante el Villarreal, una oportunidad para despedirse con todos los honores.

Contención

Rami y Ricardo Costa deben controlar sus subidas de testosterona con los rivales y aprovecharlas por el bien común del equipo. Hacer la guerra por su cuenta, aparte de traer graves consecuencias, como le pasó a Lekic, demuestra muy poca cabeza.

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