El Levante continúa vivo pese a dejar pasar ayer la oportunidad de rascar puntos en La Romareda. Quedan dos partidos y el objetivo está más difícil, pero no imposible. De lo que no hay duda, eso sí, es de que va a ser necesaria una marcha de más para cubrir el vacío de Koné si es que finalmente se ha despedido de la temporada, tal como se teme. Los granota echaron en falta al costamarfileño y a Barkero y con el percance de Iborra acabó acumulándose la faena. Es lo que hay, sí, pero no es momento de lamentos, sino de levantarse rápido y que los que vayan el sábado a Palma lo hagan dispuestos a ganar la penúltima final.

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