El resultado en el marcador no deja de ser curiosamente el mismo, pero es evidente que entre lo del domingo y esta victoria ante el Espanyol hay un mundo y mucho de qué hablar. Y, aunque es de lo que más se habla, no todo lo que vimos diferente es una cuestión de los once jugadores que eligió esta vez Nuno pese a que había ausencias demasiado notorias. También cuenta la manera de afrontar el partido, de disputar cada balón y cada duelo individual. Decíamos que nada es comparable a un enfrentamiento en Mestalla ante el Real Madrid, ni para el aficionado ni para el futbolista. Es complicado exigir al jugador ese plus de intensidad que sí había ofrecido tres días atrás por la sencilla razón de que el corazón no va a la misma velocidad y por tanto tampoco las piernas ni la cabeza. Ese es el trabajo más difícil del entrenador, bastante más que decidir los que juegan y los que necesitan descansar, cosa que a veces decide un programa informático. Si el Valencia quiere de verdad pelear por la Copa tendrá que encontrar sobre todo en el partido de vuelta un término medio más elevado, subir los niveles de tensión y motivación, algo que en los sucesivos —porque los habrá— vendrá prácticamente solo. Unos cuartos de final con el Sevilla o una semifinal por ejemplo con el Athletic son palabras mayores y son cinco los partidos que separan ahora mismo al equipo de jugar una final. Vale la pena el esfuerzo, el partido peligroso es el de Cornellà.

Humo

"Gayà por Bernat". Ese fue el titular de SUPER y alguien dijo que era algo así como una cortina de humo el día en que el Valencia vendió al Bayern a Bernat. Humo, el justito.