Por muchos kilómetros de distancia que haya entre Valencia y Singapur, tampoco es tan difícil adivinar que si el entrenador tiene como dicen plenos poderes y quiere prescindir de Rufete o de Salvo no tiene más que eso, llamar a Peter Lim para que el propietario ordene que los echen. No le sería tampoco difícil porque ninguno de los dos tiene vocación de florero. Teniendo en sus manos la espada y el basto no necesitaría jugar al escondite ni al gato y al ratón con la planificación de la plantilla, porque con el resultado de ese trabajo se juega el Valencia dentro de siete semanas estar o no en la Liga de Campeones. Lo que pasa es que Lim no quiere prescindir de ellos y Nuno lo sabe. Igual, y eso lo dirá el tiempo, hasta se ha pasado de frenada. Desde luego en lo personal no hay duda, porque el respeto a las personas está por encima de todo, sobre todo cuando uno llega a un club con la historia que tiene el Valencia desde abajo y sin una serie de títulos en el currículum que hagan anchas sus espaldas. Por eso, quizá lo más complicado de reconducir ahora no sea el organigrama ni las competencias, sino los conflictos personales.

Secretaría técnica

Rufete, así como Ayala y Salvans, forman una secretaría técnica que se ha ganado un reconocido prestigio en muy poco tiempo. El verano pasado armaron en cuatro días y sin invertir apenas un euro una de las mejores defensas de la Liga. Pues ninguno de ellos pondría una sola pega a que Jorge Mendes consiga traer al Valencia jugadores extraordinarios como André Gomes, sin ir más lejos. Ahora, si lo que viene no da la talla harán bien en decirlo y marcharse.