Hoy es un día especial. Hoy llama a nuestra puerta poder cumplir un sueño que se remonta muchos años atrás. Hoy miles de nuevos valencianistas que en su corta trayectoria de vida nunca han visto a su equipo pasar a una gran final pueden cumplir un sueño escasamente programado pero real al cien por cien. Y yo estoy con ellos. Me pongo en su piel y pienso que están a noventa minutos -o 120- de llegar a ese sueño real de disputar una gran final que parecía algo inalcanzable. Y miren una cosa. Rebobino en mi mente y me voy a esa otra final de Copa del estadio de La Cartuja de Sevilla que ganamos al Atlético de Madrid de forma clara y contundente, con toda la grada del Valencia CF, con la alegría por bandera, cantando todos al unísono el 'probe Miguel' con una sonrisa de oreja a oreja. En ese partido mi hijo el mayor vivió el duelo sentado a mi lado y disfrutando a lo bestia. Ese golazo de Mendieta -una genialidad inolvidable- o esa carrera del Piojo con Molina persiguiéndole e intentado evitar el tanto del argentino. Y Farinós llorando de pura alegría. Y siento que todo eso está ahí, a la vuelta de la esquina, y de alguna forma si hoy derrotamos al Betis ya sabemos que tenemos abierto ese pasaporte para la final y para una fiesta del fútbol espectacular. Y miren, tengo nervios propios de un duelo de este estilo, pero tengo especial interés de regalárselo a mis dos hijos pequeños que nunca han vivido nada semejante en sus escasos años de vida. Y eso me motiva y eso, parecido, es también lo que motivó a miles de valencianistas que sí que han vivido en su pasado disfrutar de una gran final pero que todos tienen hijos que sienten al Valencia, que son del Valencia, que nunca en su corta trayectoria de vida se han sentido tan cerquita de vivir algo memorable y repleto de pasión. Y están a un paso. Lo tenemos a un pasito y la cita es esta noche con todo el morbo del mundo incluido.En estado puro

Obviamente lo voy a ver junto a mis hijos y espero disfrutar a lo grande. Sueño con que ellos sueñen con ese paso a la gran final que tenemos a tiro de piedra. Esa es la magia del fútbol que los veteranos como yo en alguna etapa de nuestra vida hemos vivido pero que los nanos más jóvenes no pueden ni siquiera soñar con la fuerza que se sienten estas cosas. La Copa es así. Es distinta y mágica. Pasión en estado puro y una cita inexcusable. Y la tenemos justo aquí, en el viejo y entrañable coliseo de Mestalla. Y sí, sinceramente, yo después del partido, después de pasar mis nervios de veterano, tengo que escribir para SUPER. Pero antes de todo eso, antes de teclear a lo bestia, espero y sueño con poder darme un abrazo con mis hijos pequeños como un día en Sevilla, un día inolvidable, hice con mi hijo mayor. La Copa es así. Magia, una forma de vivir una gesta alucinante. Y yo sueño a lo bestia... y sueño que hoy sí, hoy la final llama a nuestra puerta.

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