Todo parecía sentenciado. En los últimos minutos el Krasnodar había marcado un golazo que le daba la clasificación y todo era una fiesta en ese extraordinario estadio ruso. Pero en esas estábamos, tristes por el mal juego y la escasa ambición demostrada por el equipo de Marcelino, cuando llegó una estupenda jugada de Gameiro con centro a Guedes para que el portugués lograse el gol del empate. Un gol de oro que le supone al Valencia CF seguir adelante en una competición que por instantes parecía tener del todo perdiday con la sensación además de no haber hecho mucho para conservarla. Pero el fútbol es así, tiene estas cosas que lo hacen mágico y es el Valencia CF el que pasa a cuartos, es posible que con poca justicia aunque quizá era también excesivo castigo quedarse fuera.

Premio a Guedes

Y lo mejor todo, de lo poquito bueno que realmente se puede sacar de un Valencia especulativo y muy poco ambicioso, fue ese tanto de Gonçalo Guedes en la última jugada, que le va a dar ese empujón definitivo que necesita el portugués y que sin duda supone para el Valencia un doble motivo de alegría. Por un lado la clasificación -de milagro, todo sea dicho- y por el otro ese gol de un jugador que necesita como ninguno ganar en confianza. Vale, sí, la jugada fue estupenda de Gameiro, pero el remate final llevaba toda la energía de una afición como la del Valencia CF que ayer lo pasó mal viendo a su equipo especular para finalmente caer.

Ojo al Krasnodar

Y miren, voy a ser correcto con el rival y aplaudo su entrega y su trabajo durante todo el partido pese a perder a su hombre más desequilibrante en los primeros minutos. El Krasnodar le puso ganas al duelo y arrinconó a un Valencia CF que durante casi todo el encuentro solo jugó a verlas venir, con un resultado a favor que como se vio al final era demasiado peligroso. Ese tanto de Guedes con el tiempo prácticamente cumplido debemos tomarlo como una alegría enorme y de alguna forma también con una suerte para un Valencia que estará en el sorteo de la Europa League sin haber jugado un buen partido en tierras rusas. Salir a especular durante todo el partido, con apenas algunos fogonazos en el área rival, era una táctica errónea por parte de Marcelino que a punto estuvo de salirle carísima.

Y el capitán

Y para finalizar, la ausencia de Dani Parejo por sanción fue cubierta en el centro del campo por Kondogbia y Coquelin, pero el brazalete de capitán fue para un hombre de la casa, uno de la cantera de toda la vida, que lo vivió así con orgullo e interés. José Gayà se jugó el saque y el campo en el sorteo inicial y eso es ya un síntoma claro de la madurez que ha alcanzado esta temporada. Gayà, como todos, tampoco jugó lo que se dice un gran partido, pero sí hay que destacar que dio la cara y que ejerció de capitán de principio a fin.

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