Por mucho que leamos sus perfiles, que visionemos los partidos de todos sus equipos, contrastemos sus estadísticas o leamos los primeros mensajes que trasmite después de embarcarse en este nuevo proyecto, nadie podrá decir nunca que conoce a un entrenador del Valencia CF hasta que tome posesión, se plante delante del banquillo de Mestalla, empiece a tomar decisiones, a ganar, empatar o perder partidos. El mismo Celades, del que decíamos que contra todo pronóstico había sido capaz de reconducir una situación tan al límite como la que se vivió en septiembre, acabó su medio año de máster superado por todo, perdiendo los papeles y el puesto.

Javi Gracia enfoca bien su entrada, un mensaje ambicioso que hace mucha falta en un momento de ánimo tan bajo, conceptos como agresividad, valentía o esfuerzo, un mensaje de cantera con el que se posiciona en el universo Meriton, pero a estas horas ya sabrá que ser entrenador del Valencia no es cualquier cosa, es un banquillo de enorme exigencia y presión que le obliga a dar más del cien por cien. Es el mayor reto de su carrera y lo sabe.

Hay una verdad en el fútbol y es que hasta el mejor entrenador del mundo puede perder los cuatro primeros partidos y que todo se vaya al traste en un mes, pero lógicamente no es lo mismo apostar por Gary Neville o por Pako Ayestaran que por Marcelino. De todo ello y mucho más ha sido capaz el máximo accionista de este club en apenas seis años, pero esta vez acertar es casi obligado.