Opinión

Momento Bordalás

El futuro pasa también por quien sea capaz de canalizar el sentimiento que ha activado la final de Copa

José Bordalás se abraza con Gayà tras perder la final

José Bordalás se abraza con Gayà tras perder la final / JM Lopez

Unas más que otras, pero las caras largas son la tónica cuatro días después de la final. Una calma tensa que ya se verá si es la que precede o no a la tormenta. Y es que, sin objetivos deportivos por los que pelear, se vienen de nuevo tiempos decisivos para el Valencia. Un año después del inicio del último, no es de recibo que haya otro proyecto en juego, así que es obligatorio aclarar las cosas cuanto antes y que bien Meriton, bien Bordalás o mejor si son los dos, envíen un mensaje claro por la estabilidad del club. El tema del entrenador es capital y está por encima de cualquier otro, ya sea el fair-play, los fichajes, los traspasos o el desenlace con las opciones de compra. Eso sí, mas allá de la oportuna foto de Murthy con el míster, el futuro pasa en el fondo porque el sentimiento que la Copa ha encendido en la afición no se apague. Quien sea capaz de canalizarlo, algo que Lim ha sido incapaz, tendrá mucho que decir. Puede ser Libertad VCF con su movilización y una nueva protesta formal en marcha. Puede ser cualquier otra plataforma que ponga al aficionado por delante de todo. O puede ser quien, como Zorío, dé un paso al frente. La segunda oferta del exvicepresidente, al que no se le puede negar que continúa a pico y pala, es interpretable de distintas maneras. Pero a falta de cabezas visibles al margen de la suya, de lo que no hay duda es de que se trata de un marcaje muy estrecho y de que lo que falta es pasar la teoría a la práctica.

Sí se puede

En mitad de la caldera roja y contra un rival realmente por encima de lo que demostraron Juventus y Bayern, una marea amarilla de 3.000 aficionados despidió a su equipo en Anfield con ese grito de ánimo. La moral continúa alta. Golpeó primero el Liverpool, que no cometió el error de infravalorarlo ni noqueó a un Villarreal que sigue en pie. El equipo de Emery rozó el KO y lo pasó mal, nada que no estuviese previsto, pero aun así se sobrepuso y nunca izó la bandera blanca. Pudo ser peor, así que queda tela que cortar en un partido de vuelta en el que la propuesta tendrá que ser otra. El pase a la final de la Champions se decidirá en La Cerámica.