El TAD (Tribunal Administrativo del Deporte) confirmó la tropelía cometida con José Gayà y con el Valencia CF. Es inaudito el agravio comparativo que la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), los comités implicados y el tribunal en última instancia han perpetrado con total impunidad. Además de que lo pero es la sensación es de que las sanciones responden a un criterio de arbitrariedad.
Más vergonzoso todavía es mantener el castigo y estar durante varias semanas haciendo la del humo. Tampoco lo es, ni lo parece la ‘limpieza’ a la hora de juzgar al Valencia desde que se produjera la denuncia de la Supercopa. Designaciones arbitrales extrañas, un VAR a la carta, castigos desmedidos... si no es una persecución, lo parece.
Sin ser muy dado a las conspiraciones, esto clama al cielo. Tanto que tendría espacio en cierto programa de televisión. El Valencia pierde a su capitán un mes en una temporada en la que es fundamental la primera vuelta antes del parón por el Mundial. Gayà no jugará 4 partidos claves para ir al Mundial antes de la penúltima convocatoria de Luis Enrique. Y el valencianismo, harto de ser atropellado, tendrá un estímulo el domingo para ser una caldera a las primeras de cambio.