En la goleada al Celta destacan infinidad de nombres. La reivindicación de Cömert, el regreso triunfal de Gayà a Mestalla, el liderazgo de Guillamón, la electricidad de Lino, el nivel de Almeida o la primera vez de Cavani.
Todo es alegría después de un gran 3-0, pero gran parte de la culpa la tienen Mamardashvili y su estratosférica parada a bocajarro cuando el marcador era todavía de 1-0. Este nivel del georgiano ya se está convirtiendo en rutina, en el pan de cada día, y se me hace muy complicado nombrar más de dos o tres arqueros mejores o a su altura dentro del campeonato español.
Qué seguridad ofrece tener a un guardameta que aúna seguridad y valentía por arriba con agilidad y reflejos bajo los palos y qué tranquilo dormiré cuando el Valencia anuncie de una vez por todas sus renovación. Creo firmemente que Giorgi será uno de los mejores del mundo y cuanto más tiempo le disfrutemos en Mestalla, mejor.