Ni el Inglaterra-Francia, ni el Países Bajos-Argentina. Hoy no existe nada mejor para un valencianista que ver a José Luis Gayà volver a jugar. Y volver a sonreír.
Porque no hay mayor motivación ni mejor medicina para el capitán que defender los colores de su club. Hoy volverá a ser feliz. Igual que muchos aficionados que sufrieron con él en el último mes. Será un placer verlo en acción aunque sea un ratito.
Y será un gustazo verlo en marzo de nuevo en Las Rozas luchando por su dorsal ‘14’ de la selección española. Ese que le robó Luis Enrique. Se llama karma. Solo 24 horas después de ser despachado por la RFEF, Gayà volverá a jugar a fútbol. La alegría es doble.