El valencianismo ha pasado en quince días de la más absoluta depresión por la derrota contra el Cádiz a la ilusión de soñar con otra final de la Copa. El fútbol es grande. Y Gattuso también. El italiano ha conseguido cambiar la imagen del equipo y, de paso, el estado de ánimo del vestuario y de la afición.
Pero todas esas sensaciones tienen que confirmarse el lunes en Mestalla. De nada servirá la reacción del equipo en Riad y Gijón si no gana al Almería y escapa de su delicada situación en LaLiga a tres puntos del descenso a segunda. Es el partido del año. Lástima que Rino se la tenga que jugar otra vez sin los fichajes. Y lo normal es que tampoco estén el jueves contra el Athletic. Por lo menos tendrá a Lato. Toni ha pasado de descarte de Corona a titularísimo de Gattuso en menos de un mes.
Y por supuesto tendrá a Mestalla. Por muy mal que gestione la propiedad, por mucho que debiliten la plantilla, el viejo coliseo siempre será la «força del Valencia». Ayer daba igual quien tocara en el sorteo. Solo importaba el factor campo. El club lo hacen pequeño. Mestalla nunca dejará de ser grande. ¿Illa, illa, illa?