Cuando la presente jornada llegue a su fin, únicamente restarán 10 partidos para que termine LaLiga. 30 puntos en juego. Son unos cuantos, sí, pero el Valencia CF no puede aspirar a llegar a las últimas tres jornadas de competición, con los nervios a flor de piel, con posibilidades aún de caer a Segunda División.
Y menos aún viendo el calendario más inmediato, plagado de partidos contra los rivales que están compitiendo por exactamente lo mismo. Entiendo el discurso de Baraja de cara al exterior, el objetivo es rebajar la tensión, pero estoy convencido de que, de puertas hacia dentro del vestuario, el Pipo está sabiendo transmitir a sus chicos la importancia que tiene sacar los tres puntos del Power Horse. Hundir a un rival directo y dar un paso de gigante en la escalada. El premio es doble. O triple, si tenemos en cuenta que el equipo llegaría lanzado para recibir al Sevilla, otro rival directo por la permanencia.