El Valencia CF no ha hecho nada todavía. Hizo bien Rubén Baraja mandando ese mensaje al final del partido. Siendo realista. Teniendo más que nunca los pies en el suelo. La lucha por la permanencia continúa. Va para largo. Hay que asumirlo.
La victoria contra el Elche solo sirve para seguir vivo. También para algo casi tan importante. Para demostrar que el Valencia es grande a pesar de que Peter Lim lo empequeñezca con cada una de sus decisiones. Grande por tener una de las mejores aficiones del mundo. Por defender un escudo y una Senyera que impone en el campo.
Por una leyenda como Baraja que ha venido al rescate con la mano en el corazón. Como en el Martínez Valero. O por un capitán como José Luis Gayà que decidió quedarse y se desvive día a día por su club. El abrazo con Cavani del segundo gol, demuestra el sufrimiento por el que está pasando. Él y todos. Los tres puntos son un alivio. Un respiro. Un poco de aire. Se puede. Se ganó un partido. Lo siguiente es conseguir la salvación. La próxima victoria será echar a Lim. El valencianismo es tan grande que lo conseguirá.