El espectáculo que siga, pero ya no aquí

Faltan dos días para la sentencia que puede marcar un antes y un después en la historia del Valencia CF y la ciudad. Pero sea cual sea el dictamen, el mensaje de las más de 20.000 personas que se manifestaron el sábado fue tan alto y claro que ni los políticos ni las administraciones pueden pasarlo por alto. No hay una persona menos grata en Valencia que Peter Lim. Ni siquiera Vinicius, un personaje que ha hecho todo lo que estaba en su mano, o en su puño, para manchar la imagen de Mestalla, de LaLiga y hasta de un Real Madrid que rebosa de señorío en reyertas y videos de su canal oficial. El brasileño se quedó solo junto a sus paisanos con el show, pero merece una sanción ejemplar por sus declaraciones contra Gil Manzano y hasta que le quiten algún premio. Con Medina Cantalejo a la cabeza, el Comité de Árbitros debería de una vez por todas marcar la raya y en esta ocasión cerrar filas con Gil Manzano.

El espectáculo del Madrid fue lamentable y un retrato al óleo de lo que ven todas las aficiones menos la suya. Mestalla estuvo ejemplar, sin caer en provocaciones, y demostró lo que es, un estadio en el que el fútbol se vive como en pocos sitios. No habrá nunca una disculpa oficial ni el Cristo del Corcovado, a menos que lo haga por ese xiquet al que grabaron contra la ley, volverá a apagarse por un relato falso con el que desde Madrid se pretendía ordenar qué había que pensar, qué sentir y cuál era la manera de animar y respetar a quien no respeta a nadie. Porque a Vinicius, al que los primeros que padecen son sus compañeros, le ha podido la desfachatez incluso para mandarle un mensaje de ánimo a Diakhaby. Hasta ese punto ha intentado sacar tajada de un drama como el del central del Valencia, al que cabe desearle una recuperación que será larga y complicada y que deja al equipo, que esa es otra que digerir, cogido con pinzas en la defensa. Pasó el Real Madrid, se acabó el circo y toca arremangarse solo con lo nuestro.

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