El partido del Real Madrid dejó la polémica del gol fuera de tiempo del conjunto blanco, los líos de Vinícius y la horrible lesión de Diakhaby. Todo eso ha dejado un eco amargo de fondo mientras el fútbol, como pasa más y más en esta sociedad, se mantiene en un segundo plano. Y por un lado es comprensible que se hable muchísimo del central francés, algo que nos debe importar, pero todo lo demás mancha un partidazo de Baraja y los suyos. Una exhibición durante la primera parte y una fantástica gestión durante la segunda que sin embargo, producto del gran nivel del cuadro de Ancelotti a nivel individual, acabó dejando con el premio de solo un punto a una plantilla que remó mucho y que demostró que en el tú a tú compite contra cualquiera. Y eso es algo muy distinto a lo que sucedía hace un año.
Por otra parte, otra de las grandes noticias del partido fue la de Javi Guerra. Baraja supo leer a la perfección lo que necesitaba un equipo que al contragolpe es letal y que con Guillamón, que cuando salió dio otra exhibición, juega a otra cosa por dentro. El Pipo sabe de fútbol y hay que reconocerle un planteamiento a la altura de la exigencia del partido. Otro más. Por eso me duele especialmente que el protagonismo se marche para otro lado mientras el equipo, el cuerpo técnico y la afición se comportaron de ‘10’ y lograron un valioso punto. Además, por supuesto, del triunfo logrado en las calles de Valencia durante toda la previa al encuentro.