Son infalibles. Son los mejores. Ganan casi tanto como el Real Madrid. Es el rodillo blanco de Florentino Pérez. Una maquinaria mediática perfecta para inventar relatos que presiona, intimida y pasa facturas como nadie. Mestalla lo sufrió injustamente. La última víctima ha sido el CTA y Gil Manzano. El gol fuera de tiempo de Jude Bellingham enfadó tanto al club blanco y a su aparato de propaganda que no han tenido piedad con el estamento arbitral. La campaña de persuasión desde la capital ha sido tan grande y la personalidad de Medina Cantalejo ha sido tan pequeña que el CTA ha tomado dos decisiones a cuál más decepcionante y peligrosa. La primera, prohibir que los árbitros hagan más el gesto de ‘ultima jugada’. Como si no se hubiera hecho toda la vida. La segunda, mandar a la nevera sin contemplación a Gil Manzano. Como si no fuera el representante del fútbol español en la Eurocopa de Alemania. A la RFEF le ha dado igual. Lejos de proteger a uno de sus mejores árbitros, lo ha castigado sin partidos. De momento, ya van dos jornadas sin aparecer. El mensaje está claro: ‘equivocarse’ contra el Real Madrid se paga. Por cierto, ya que hemos vuelto al Valencia-Madrid del 2 de marzo, Vinícius denunció y con razón los insultos racistas recibidos el miércoles en la previa del Atlético-Inter. Hace bien. Es repugnante. Lo que no hubiera estado mal es que denunciara también los que recibió Peter Federico. Lo dicho, rac
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