El mejor portero de esta edición de LaLiga está en el Valencia y Peter Lim ya se frota las manos. La afición, por ende, tiembla. Y no solo por quedarse sin Giorgi Mamardashvili, sino porque los precedentes del magnate singapurense vendiendo a las estrellas blanquinegras asusta.
El club hace tiempo que vende por precios muy alejados d ela cláusula de rescisión, pero vistos los códigos del mercado en las últimas temporadas el georgiano es un portero por el que plantarse en un precio muy elevado. Hablando claro, venderlo por la vía rápida en los primeros meses de verano y/o por una cantidad cercana a los 30 millones de euros me parecería reírse del valencianismo cuando la Premier League ha pagado montantes superiores a los cincuenta por metas peores que él como Kepa u Onana.
El trabajo del Pipo, Mosquera, Gayà y compañía es digno de elogio y parte fundamental en el ‘cerrozajo’ defensivo del equipo, pero Giorgi bajo palos marca diferencias y sin él no se puede explicar la temporada valencianista.
Por lo tanto, si el club de Mestalla no es capaz de conseguir una oferta que represente su valor real mejor será que se lo quede, crezca con él a nivel deportivo y, de paso, empiece a construir una nueva reputación en el mercado que le permita tener una posición más fuerte en futuras negociaciones. El Valencia vuelve a tener a uno de los mejores del mundo en su puesto, lo que representa una oportunidad de decirle al mundo del fútbol que esto ha dejado de ser un bazar.