Cuatro victorias —Málaga, Racing, Hércules y Sporting—, tres fuera de casa, y un empate —Atlético—, en la Liga, además de una goleada en el primer partido de ´Champions´ en Bursa, no son casualidad. El Valencia ha arrancado el curso con solvencia, criterio y seriedad. En unas pocas semanas se ha sacudido ese pesimismo endogámico de una parte del valencianismo y ha demostrado una vez más que esto del fútbol nunca es un ciencia exacta, por muchos nombres rutilantes y millonadas de euros que haya de por medio. Lo que pasa en el terreno de juego lo hemos visto todos, y el inicio fulminante de El Molinón da a entender que el equipo sale revolucionado y a resolver lo antes posible. Una máquina de juego, con opciones distintas pero efectivas, según quién sea titular. Pero quiero referirme a un aspecto determinante, que a veces pasa oculto, para explicar la gran expectación generada alrededor de Mestalla.

Mandatario

La llegada de Llorente a la presidencia del Valencia y la consiguiente gestión racional de un club que iba a la deriva es la clave del éxito actual. La temporada es larga y las cosas se pueden torcer si a la pelotita le da por hacerse la remolona de cara a puerta, pero remontar la grave situación financiera que tenía la entidad, fichar futbolistas contrastados a precios razonables, y al mismo tiempo recuperar el prestigio exterior del Valencia y la capacidad presupuestaria son un éxito sin precedentes en una empresa deportiva. Además que nadie olvide que cuando el Valencia llegó a ser el mejor equipo del mundo, Llorente también estaba al frente de la gestión, hombro con hombro junto a Pedro Cortés y Jaume Ortí. Sin duda, el buen hacer de los despachos se ha trasladado al césped.

Momentazo

Y en estas llega el Manchester United, uno de los grandes del fútbol mundial pero que aún no ha ganado en Mestalla. No hay trozo del planeta donde no haya una camiseta roja del United, y no vamos a descubrir ahora su historial, ni mucho menos su potencial. Facetas que nunca dan ventaja, así que el partidazo del miércoles es una de esas citas que no debe perderse nadie.