Desde el día en que se confirmó la irrupción de Peter Lim en el proyecto deportivo del Valencia, con aquella reunión a la que asistió la mano derecha del inversor Lay Hoon asesorada por con Jorge Mendes, no hemos dejado de dar vueltas a la idea de quién va a mandar en el club y especialmente quién va a encargarse de configurar el equipo. La salida de Pizzi fue el síntoma de que los deseos de Lim son órdenes, y eso que todavía no ha comprado. A partir de ahí, podemos hacer quinielas sobre quién será el siguiente o si más de uno se va a quedar pintando menos que una mona, pero la realidad y las cosas que están pasando no van por ahí. Habrá que cambiar la idea de si Mendes pone a su amigo Nuno o Lim se quiere cargar a Rufete y Ayala o ningunear a Salvo por la del proyecto que pueden ser capaces de diseñar todos ellos trabajando juntos, que es por otro lado lo que está pasando y lo que estamos viendo estos días. En el entorno del Valencia será difícil acabar con las guerras y guerrillas que por lo general avivan los que están fuera y quieren estar dentro, pero igual el trabajo de puertas adentro se empieza a contagiar de la mentalidad asiática. Silencio y trabajo.

Guerras y guerrillas, los mensajes anónimos

Y hablando de guerras y guerrillas en el entorno, el prometido es deuda. Llevamos algunos días recibiendo diferentes mensajes con recomendaciones y vagas amenazas dirigidas a que SUPER no informe de la venta del Valencia a Peter Lim o lo haga en base a otra línea editorial. Ninguna aporta dato alguno que pueda desacreditar las noticias que tenemos y que vamos transmitiendo a nuestros lectores. Muchas vienen desde cuentas en Twitter de reciente creación -community manager aficionado-y otras desde direcciones de correo anónimas. Mi respuesta siempre es la misma: "Estaré encantado de tratar este tema personalmente contigo el día y en el lugar que elijas". Curiosamente no he obtenido ninguna respuesta. En todo este proceso hay un problema, hay unos pocos que trabajan buscando soluciones y otros pocos que se dedican a poner piedras simplemente porque sí o por algún interés.