Llevaba varias jornadas pidiendo la vez y ayer no sólo encontró el premio de la titularidad sino también el del gol, ambos absolutamente merecidos. Ángel fue el protagonista de un empate que deja al Levante al borde de la permanencia matemática y de paso un ejemplo paradigmático de la necesidad de hincarle el diente a la plantilla hasta llegar al hueso. El canario, que ya había hecho méritos de sobra para adelantar a Babá en las preferencias del entrenador, acabó de comerle la tostada también a David Barral, para quien durante toda la temporada no ha habido réplica. Fue su primer gol después de un año en blanco siendo muchas veces un descarte habitual, pero un equipo como el granota no está para rechazar para la causa a futbolistas aprovechables.

La historia ¿interminable?

Caparrós no quiere que se hable de su renovación, pero aunque le moleste hay que hacerlo porque de lo que estos días se habla en Orriols es del próximo proyecto, el cual pivota sobre quién será su cabeza visible en el banquillo. Quico y Manolo son perfectamente conscientes de que el técnico quiere un salto de calidad en la plantilla y de hecho ellos son los primeros interesados en acertar con el goleador, pero no a costa de renunciar a la filosofía económica que tan bien funciona en un club humilde del que han conseguido que rinda como si no lo fuera. De lo que no tienen ni idea presidente y director deportivo es de porqué continúa con largas y su agente, pese a coincidir con él informalmente en Mestalla, con tanta desidia que no va a ser hasta la próxima semana cuando se reúnan. Por pensar mal, igual es que hasta que Emery no firme en Sevilla prefieren aguantar los caballos. En todo caso, a base de dilatarlo Caparrós va a llegar a la negociación en una posición más débil de la que cualquiera pudiera imaginarse después de que el Levante le pusiera la renovación en bandeja. El club no está ciego ni sordo con lo que ocurre y al final las jornadas que quedan van a ser claves para calibrar hasta dónde está dispuesto a llegar en un hipotético tira y afloja. La permanencia es la vida, por supuesto, y los resultados no pueden discutirse, pero sí la manera de conseguirlos y más si es poniéndole velas al portero. El fichaje de Caparrós el pasado verano en un momento delicado fue un acierto, pero viendo lo que ya le ocurrió en el Mallorca, prolongar contrato si hay dudas puede no serlo.