Los dos organismos pondrán en marcha un dispositivo similar al que ensayaron en la pasada París-Niza, en la que la AFLD se encargó de recoger las muestras y colaborar en su análisis mientras que la UCI estaba al mando del operativo.

"El Tour es una prueba muy importante y esta colaboración con la AFLD muestra que nos lo tomamos muy en serio", aseguró el presidente de la UCI, Pat McQuaid.

Entre 300 y 400 controles, de orina y de sangre, serán efectuados durante la carrera siguiendo un sistema de selección similar al que la AFLD puso en marcha el año pasado, cuando las discrepancias entre la UCI y los organizadores del Tour dejaron a la federación internacional fuera del dispositivo antidopaje.

Los controles "dirigidos" permitieron detectar algunos casos de dopaje con CERA, la EPO de última generación, una sustancia que hasta el pasado Tour de Francia era indetectable en los análisis.

El presidente de la AFLD, Pierre Bordry, aseguró que "la clave del éxito no está en el número de controles sino en su carácter selectivo".

"Nuestro objetivo no es molestar a los ciclistas que corren limpios, sino cazar a los tramposos", afirmó para justificar la selección de corredores sospechosos.

Ésta se hará en virtud de los criterios deportivos y médicos, recogidos a través del pasaporte biológico que la UCI elabora desde hace dos años.

Así, la UCI y la AFLD elaborarán una lista de 50 ciclistas que serán particularmente seguidos. Lo harán entre los favoritos para la victoria final, pero también en corredores cuyos datos deportivos y médicos les conviertan en potenciales sospechosos.

En este sentido, Bordry destacó la importancia de poder contar con los datos de ese pasaporte para "dirigir" sus controles, algo que el año pasado echó de menos.

Además, el presidente de la AFLD destacó que la UCI se ha comprometido a conservar las muestras recogidas durante el Tour para buscar en el futuro nuevas sustancias cuando se desarrollen métodos más potentes.

Esa prudencia permitió el año pasado detectar CERA en las muestras de algunos ciclistas, como el austríaco Bernhard Kohl, tercero del podium de París y rey de la montaña.

Los análisis de las muestras recogidas durante el Tour serán analizados en los laboratorios de Chatenay-Malabry, cerca de París, de Lausana y de Colonia.

El jueves previo a la salida de la carrera de Mónaco, todos los ciclistas serán sometidos a un control sanguíneo.

Durante la carrera se harán controles regulares a los primeros de las etapas y de la general, además de controles por sorpresa en los hoteles.

Los controles buscarán todas las sustancias conocidas hasta ahora, entre ellas la EPO y la hormona del crecimiento.

En cuanto a las autotransfusiones, que según Kohl son una práctica corriente en el pelotón, Bordry se mostró confiado en que pronto serán detectables.

"Hay estudios de la AMA y otros en Francia que nos permitirán detectarlo. Como guardamos las muestras, quizá en el futuro podamos atrapar a los tramposos", afirmó Bordry.