Un tribunal de Sudán castigó este domingo a dos hombres y tres mujeres, todos miembros de la selección sudanesa de atletismo, a pagar una multa equivalente a 50 dólares por entrenarse en un lugar público con "vestimenta escandalosa".

Los cinco deportistas fueron detenidos, junto a otros cinco, por agentes de la Policía el 28 de noviembre pasado y llevados a una comisaría. Cinco fueron liberados tras demostrar que pertenecían al equipo militar de atletismo, mientras que los otros cinco quedaron en libertad bajo fianza a la espera de la resolución del juicio.

El arresto se produjo cuando los atletas entrenaban en la ribera del río Nilo Blanco, cerca de la zona Yabal Uliá, en el sur de la capital sudanesa. Los deportistas fueron condenados bajo la cláusula 152 del Código Penal Sudanés, que sanciona las conductas inmorales y escandalosas, mientras que a los otros cinco se les dejo en libertad por su pertenecía al Ejército. Los atletas afrontarían dos meses de cárcel en caso de que no hicieran efectivo el pago de la multa.

Durante el juicio, el secretario de la Federación Sudanesa de Atletismo, Sadiq Ahmed Ibrahim, declaró que la vestimenta que llevaban los atletas de la selección durante sus entrenamientos es la misma reconocida por la Federación Internacional. Conforme al Código Penal sudanés, toda persona que tenga "una conducta inmoral o se presente en público con un vestuario contrario a la decencia" será castigada con 40 latigazos o al pago de una multa, o a ambas penas.

En septiembre de 2013, la activista sudanesa Amira Ozman fue juzgada, acusada de usar una "vestimenta escandalosa" porque rechazó cubrirse el cabello con el velo islámico, en un caso que despertó el rechazo de las organizaciones de derechos humanos. Anteriormente, la periodista Lubna Husein fue procesada en 2009 por vestir pantalones vaqueros y no cubrirse el pelo.

Husein ingresó en prisión al negarse a pagar la multa, que un día después abonó la Federación Sudanesa de Periodistas, mientras que otras mujeres que la acompañaban, que fueron juzgadas por las mismas acusaciones, recibieron latigazos.

Este caso se hizo famoso dentro y fuera de Sudán porque la periodista trabajaba para la misión de la ONU en Jartum, pero decidió renunciar a su empleo y a la inmunidad que le proporcionaba para enfrentarse a la Justicia de su país.

La "sharía" o ley islámica fue impuesta en Sudán en 1983, cuando el Gobierno del entonces presidente Gaafar el Nimeiri se alió con los islamistas radicales, lo que causó una guerra civil entre el norte y el sur de Sudán que duró dos décadas.