No todo el mundo lleva bien el confinamiento por el COVID-19. Son cientos de personas las que no aguantan en casa contra su voluntad y deciden salir a correr o montar en bici y por ello las multas a estos deportistas insolidarios se multiplican.

Un claro ejemplo de lo que está ocurriendo en pleno estado de alarma lo encontramos en un ciclista italiano, que pasando olímpicamente de los miles de muertos y enfermos por el coronavirus, decidió irse con su bici. Perfectamente uniformado, este pésimo ciudadano tuvo que ser perseguido por la policía. Los agentes le siguieron hasta la playa y al verse cercado, no tuvo mejor idea que meterse en el agua con su inseparable bicicleta. En cuestión de minutos terminó por ser detenido y, aunque se desconoce la cuantía exacta, se estima que la multa puede rondar los 3.000 euros.

Este episodio tuvo lugar en Otranto (Italia) e ilustra perfectamente las dificultades diarias que tiene la policía por mantener a raya los aventurados que hacen caso omiso del confinamiento.