La ofensiva en los despachos por la eliminación ilegal de la Copa y la estrategia para que los tribunales deportivos impartan realmente justicia en lugar de hacerse los locos no sólo es digna de aplauso sino que, como no podía ser de otra manera por su envergadura, ha sido nuestro merecido centro de atención la última semana. Sin embargo, a cinco días del cierre, el foco ahora hay que ponerlo en los fichajes de enero, más aún después de la llamada de atención de la convocatoria para Sevilla. Con el tiempo en los talones, el Levante está librando en el mercado una auténtica guerra, al menos de nervios, con varios frentes abiertos en lo que se refiere a la llegada de Bastos y Lukic y a la salida de un mediocentro para que quepan los dos.

Manzanara es por justicia

La diferencia entre sufrir o no hacerlo, incluso entre salvarse sin problemas o aspirar a Europa, está a un central y un mediocentro de distancia si todo lo demás continúa igual de bien que hasta ahora. Por un lado, las lesiones de Chema y Postigo son la excusa perfecta, debido a la cantidad, para solucionar el problema de calidad que revelan los números defensivos, de ahí que la prioridad en este momento no sea un central de relleno sino uno que venga verdaderamente a marcar la raya. Por el otro, que Vukcevic y Prcic se queden en València es revelador de que a Paco López tal vez se le haya agotado la paciencia con ambos. Ni el montenegrino ni el bosnio han aprovechado las oportunidades, sobre todo el primero, que dinamitó su crédito definitivamente en los minutos que tuvo ante el Valladolid. Así que hasta que venga Lukic, por el que cruzamos los dedos, el fichaje es Manzanara, un chaval que por justicia del equipo ha adelantado al jugador más caro y a uno de los mejor pagados.Que no falte la autocrítica

Por rematar con el mercado, una reflexión sobre lo ocurrido con Bustinza. El capitán del Leganés era un buen fichaje, tampoco tan indiscutible como para llevarse las manos a la cabeza por haberlo perdido, pero sí un movimiento interesante. Sin embargo, más allá de lo que realmente haya afectado que trascendiera la noticia, es conveniente que el club le dedique más tiempo a la autocrítica que a la búsqueda de un cabeza de turco que pague el pato.

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