En política nunca jamás es hasta mañana y en fútbol puede ser un partido o 20 minutos, por ejemplo los que para el Valencia fueron del 0-1 de Benzema al 2-1 de Varane en propia puerta. Y eso que en la victoria por goleada contra el Real Madrid pasó parecido al empate agónico contra el Getafe, que lo más importante tampoco fue el resultado. Con el aviso de a qué nos referimos al hablar de verdades absolutas, parece que esta vez sí que se ha tocado fondo. A partir del Elche las cosas han cambiado a mejor. El equipo ahora verdaderamente lo es. Hay una alineación más equilibrada en la que se mezclan los mejores con los que mejor lo hacen. Y las costuras del talento, que son muchas en las plantilla pero no tantas en el once titular, se cosen con otros atributos. Muy posiblemente la historia habría sido distinta sin el VAR o con un árbitro al que le pitasen los oidos, necesariamente no por el pinganillo. Pero lo que es seguro es que sin el paso adelante de los jugadores habría sido otro cantar. En un año para olvidar hay que poner en valor las pocas cosas buenas que quedan y el peso específico de los que ahora llevan el brazalete es una de ellas. Que sean ellos, el último reducto, los que tiren del entrenador en lugar de al contrario es también una bendición. Aún más en vistas del discurso y las decisiones que Javi Gracia traía de serie. No les falta razón a sus agentes cuando justifican su dimisión en base a que cada día se encontraba con algo. Trabajar así es difícil pero no imposible, menos aún cuando sabiendo donde te metes tiras para adelante. Gracia se encontró con aquello antes pero también ahora con cosas lo suficientemente positivas como para borrar de su rostro el gesto de desilusión y afianzar una gestión eficaz de los recursos.Nadie sin remar a bordo

Aunque suene a perogrullo lo primero es siempre el equipo y eso va también por el Levante. El entrenador va incluido y es el máximo responsable. Pero mal asunto si dejan de primar los intereses del colectivo y todas las culpas, las que se merece y las que no, terminan yendo para él. Es compatible que Paco López sea el mejor técnico posible con que tenga que mover el árbol. Y para eso lo primero es que le ayuden y lo segundo que escuche. La gran sentada está en marcha y cuando se produzca el cara a cara nadie se tiene que guardar nada. Es momento de remar y si tan cierto es que en el barco hay vías de agua, lo que toca es ponerse a achicar todos. Sobrar no sobra ni Sergio León aunque lo pida el cuerpo. No es solo Paco sino el equipo quien no puede permitirse que alguien vaya a bordo sin coger un remo.

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