Todo el año haciendo fuerza y nada, que no hay manera de que descienda la curva del coronavirus y suba la del Valencia. Llegamos a la última jornada con los contagios disparados y el equipo de Javi Gracia al borde del descenso. Y así como la vacuna pinta bien, el mercado de fichajes no lo hace tanto. Por eso, en vísperas de la visita al Granada, que se marche este penoso 2020 no es alivio de nada sino la antesala de un primer mes de 2021 en el que van a juntarse dos necesidades imperiosas para alejarse de la amenaza: puntos y refuerzos.

A día de hoy solo aquel movimiento de los capitanes ha servido para darle algo de dinamismo a un grupo que en los partidos acaba comportándose como el ganado camino del matarife. Siguen faltando soluciones, o mangueras, con las que sofocar una crisis que se ha propagado como el fuego, sin control y por cualquier lado. Imposible no chamuscarse. Sobre todo el entrenador, presente en todos los incendios, unas veces como pirómano y otras simplemente quemado. Es la realidad de un club incapaz de atender tantos frentes abiertos y que a estas alturas, más todavía después de escuchar ayer a Gracia, debería poner por encima de todos uno. Ni por títulos ni por la Champions ni por la Europa League: los puntos, y también los fichajes, ya no son importantes sino «necesarios» para la permanencia.

No hay margen para votos de confianza después de tres victorias en 15 partidos, igual que tampoco hay sosiego posible cuando la convulsión es tan permanente que hasta la apertura del plazo de enero se presenta como una fuente de problemas antes que de verdaderas soluciones. Los técnicos hacen lo que pueden, pero la bola no deja de crecer ante el silencio administrativo de Lim. Faltaba solo que antes de empezar trascendiera que el famoso Capoue va a fichar por el Villarreal. Ojalá sea el último mensaje pésimo antes de las campanadas en confinamiento.

Fichar por fichar

Fichar por fichar no suele ser la solución para nadie. Pero tal y como está el patio ahora mismo en Mestalla podría serlo. Y es que el problema no solo es de calidad sino de cantidad. Habría que fallar mucho para no mejorar lo que hay detrás de un once titular que quiere y puede a ratos pero al que al final no le alcanza. Una semana después de la derrota contra el Sevilla, el panorama continúa siendo desalentador con la paradigmática añoranza de Racic y la condición de imprescindibles de varios cadetes. La sensación de crisis, el fuego que empezó por los despachos, se ha adueñado de todas las esquinas, incluidas las de una plantilla extremadamente escasa y precaria, impropia de un club como el Valencia.

La tercera ola

La tercera ola ya está aquí y ha empezado por la 'burbuja' del fútbol, donde antes se detectan los contagios. El aluvión de positivos estos últimos días después de las mini-vacaciones de Navidad ha puesto en alerta no solo a los clubes sino a las propias competiciones. Ahí está el ejemplo de la Premier League, que se plantea la posibilidad de hacer un alto en el camino. Todos estamos ya con las orejas tiesas ante lo que pueda ocurrir. Y es que la regla de tres es bien sencilla: si estas son las consecuencias en el deporte profesional, no queda otra que cruzar los dedos... Se va 2020 pero mucho ojo con 2021.

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