Es un hecho. Después del verano y sus típicos excesos, toca recuperar el buen estado del cuerpo.

Durante las vacaciones descuidamos la alimentación consumiendo productos ultraprocesados y bebidas alcohólicas, y también la piel. Porque lo más probable es que aunque hayamos usado fotoprotectores, nuestra piel ha vuelto dañada. 

Como explica a este portal Rosa Díez, profesora de Dermatología de la Universidad Europea de Madrid

  • "La piel está deshidratada y, en muchas ocasiones, con un aumento de daño solar. E incluso puede haber algún efecto secundario tipo eczema o dermatitis pigmentaria debido  a la aplicación de los productos que se utilizan en verano".

Por eso, es importante marcar una rutina que repare la barrera cutánea de la piel de cara al otoño y a la bajada de las temperaturas que llega ya mismo.

  • "Hay que apostar más por la hidratación (dos veces al día) y, a ser posible, con una crema hidratante que no tenga perfume y sin conservantes del tipo Kathon", señala a ‘Guías de Salud’.

¿Qué es el Kathon CG y cómo afecta a nuestra salud?

Kathon CG es una sustancia química que se utiliza en cosmética gracias a su poder de conservación, ya sea en champús, geles o cremas y lociones.

Sin embargo, según hace hincapié la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia, es un alérgeno muy frecuente que causa dermatitis de contacto.

Es un conservante eficaz contra bacterias y hongos, y también muy barato, por lo que es muy utilizado desde los años setenta dentro de la industria cosmética. 

"Las manifestaciones clínicas de dermatitis por sensibilización al Kathon CG se presentan generalmente en forma de lesiones eccematosas o pruriginosas en varias partes del cuerpo; la localización principal son las manos, seguida de los antebrazos y la cara", resaltan los especialistas.

El único tratamiento consiste en evitar el contacto con este sensibilizante. Para ello, se debe leer con detenimiento el etiquetado, ya que puede aparecer con diferentes denominaciones.

Es momento de autoexploración

Junto a la crema hidratante, en formato leche o aceite, es el momento de revisar si ha habido algún cambio de las lesiones cutáneas durante la temporada estival “e informar al médico si se ha producido una reacción local de tipo importante como quemaduras solares o picor y sangrado en una determinada zona del cuerpo”. 

Y es que la autoexploración es clave para la detección precoz del cáncer de piel.

Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año se diagnostican:

  • 132.000 melanomas (6.000 en España)
  • Tres millones de casos de cáncer de piel no melanoma. 

Tal y como señala Díez, una de las señales más evidentes de las lesiones cutáneas son la aparición de manchas que pueden descamarse y sangrar.

Además, ante los melanomas se puede seguir la regla del A, B, C, D y E

  • A: Asimetría
  • B: Bordes irregulares
  • C: Color no homogéneo
  • D: Diámetro mayor de 6 milímetros.
  • E: Evolución tanto en su tamaño, color o espesor

Y ante cualquier lesión con algunas de estas características preocupantes hay que acudir al médico .

Cómo cuidar la piel después del verano

  1. Limpieza. ¿Cada cuánto hay que ducharse? Sobre esta controvertida pregunta, los expertos coinciden: una sola vez al día suele ser suficiente. No solo estamos cuidando así al medio ambiente, sino protegiendo nuestra piel. 

Las duchas frecuentes y largas producen una mayor sequedad, picor y la aparición de dermatitis.

En cambio, si hablamos de lavarnos la cara, los dermatólogos aconsejan dos veces al día (y no pasarse) para no poner en peligro el pH de la piel. Se deben utilizar jabones adecuados a cada tipo de piel (normal, mixta, seca, grasa o sensible).

¿Qué tipo de piel tengo? 

Identificar el tipo de piel que tenemos es clave para cuidarla de una mejor forma.

  • Una piel normal se caracteriza por la ausencia de manchas, sin acné y con poros pequeños.
  • La piel grasa, en cambio, tiene imperfecciones, poros grandes y sensación grasa.
  • La piel mixta combina características: zona T grasienta y resto del rostro con sequedad y descamación.
  • La piel seca es muy fácil de reconocer: áspera y escamosa.

Se deben priorizar las cremas y aceites hidratantes para evitar que la piel del rostro luzca apagada y con signos de envejecimiento. Pero si está irritada o con zonas rojas, hablamos de piel sensible, por lo que no hay que utilizar limpiadores faciales y cremas hidratantes con alcohol y fragancias.

  1. Crema hidratante. Como ya ha especificado la profesora Rosa Díez, dos veces al día tanto en el rostro como en aquellas zonas del cuerpo que están más expuestas al exterior, brazos y piernas.
  2. Exfoliación. Aunque los exfoliantes no son necesarios para la mayoría de pieles, sí pueden ser aconsejables para las pieles muy secas. Pero con precaución, como advierte la especialista. “Algunos de este tipo de productos pueden resultar irritantes para la piel, por lo que es recomendable primar la hidratación a la exfoliación”. 
  3. Fotoprotección. “Durante todo el año y aunque esté nublado”. Los rayos UV no solo son nocivos durante los meses más calurosos. “No hay que olvidar que el sol también daña en invierno, por lo que se debe utilizar si estamos más tiempo al aire libre practicando ejercicio o paseando”.
  4. Evitar hábitos tóxicos como el tabaco y el alcohol, que afectan a la salud cutánea provocando envejecimiento prematuro.

Así afecta el frío a las enfermedades de la piel

La llegada del frío desencadena lesiones en la piel (sabañones) y empeora los síntomas de aquellos pacientes como, por ejemplo, la enfermedad de Raynaud. Una patología poco frecuente y que afecta a los vasos sanguíneos produciendo sensación de frío en las extremidades. 

  • “La dermatitis atópica también se agrava en otoño e invierno. Durante estos meses el viento hace que los síntomas (picor, piel seca, descamación o ampollas) empeoren, afectando a la calidad de vida de quien lo sufre”.

La calefacción también es fundamental en su empeoramiento. El uso de la climatización hace que la piel esté más seca. Por tanto, se debe asegurar una correcta hidratación y controlar el tiempo de utilización de la calefacción para evitar que el otoño y el invierno supongan un auténtico infierno para este tipo de pacientes.