Investigación

De fraile trinitario, hijo de monja, a párroco detenido por un escándalo sexual en Málaga

Francisco J. C. atendió la llamada de este periódico hace una década, cuando aún era seminarista, para expresar que la fe se la enseñó su madre "desde que era chiquitillo"

Francisco J. C. ofició su última misa en El Burgo el pasado 9 de septiembre, como señalan fuentes municipales.

Francisco J. C. ofició su última misa en El Burgo el pasado 9 de septiembre, como señalan fuentes municipales. / GREGORIO TORRES

Fran Extremera

Una década atrás, en 2014, Francisco J.C. tenía 24 años. Había sido fraile trinitario desde los 18 y su caso era muy comentado en los círculos religiosos de la provincia, puesto que se preparaba como seminarista para ser párroco y heredar así, como hijo de monja, la vocación de su propia madre.

Atendió la llamada de este periódico y expresó que había recibido de su progenitora la fe "desde que era chiquitillo". El cura veleño que el pasado 10 de septiembre era detenido por cuatro supuestas agresiones sexuales y hasta cinco delitos contra la intimidad habló por entonces de los escándalos en el seno de la Iglesia: "Son una vergüenza".

El párroco veleño que ha ejercido el sacerdocio hasta hace pocas semanas en Yunquera o El Burgo agregaba respecto a un caso que por entonces se había producido en Granada: "Es importante que la Iglesia haya tomado la decisión de ponerlos en manos de la Justicia. Con la premisa de que esas personas no deben ser juzgadas de forma pública, esperemos que puedan ser juzgadas por la justicia y a continuación que la Iglesia tome una decisión".

Francisco nació cuando su madre, monja clarisa de clausura en el propio municipio veleño, ya había abandonado su labor religiosa. El entonces seminarista apuntó que había sido con posterioridad catequista y ejercía, allá por 2014, como "educadora en una guardería". ¿De qué hablaban en ese momento madre e hijo?: "Hablamos mucho sobre mi formación como párroco y le tengo que aclarar con frecuencia que la Iglesia ha cambiado mucho desde que ella dejó de ser clarisa"

Su última misa

Y continuaba: "Todo ha evolucionado y la Iglesia, también. Lo que se ha mantenido igual es la vocación. Pero el acompañamiento a la misma sí que ha cambiado. Por ejemplo, algo que no existía antes es el acompañamiento psicológico, muy importante en el Seminario actual". Han transcurrido casi diez años desde que pronunciara aquellas palabras. Con posterioridad, ya ordenado sacerdote, se le asignó una parroquia en Melilla.

Y a principios de este mismo año, al parecer tras conocerse su relación sentimental con una mujer, el Obispado de Málaga optó por trasladarlo por motivos de salud a su provincia de origen. En El Burgo ofició su última misa el 9 de septiembre e incluso convocó una reunión vecinal para la siguiente semana, según apuntan fuentes municipales. Pero sólo un día después era detenido y hasta esta semana no han trascendido los verdaderos motivos de su ausencia posterior. 

La Orden Trinitaria asegura que no admitió al cura como miembro

En un comunicado de prensa remitido a los medios, la Orden Trinitaria asegura que no llegó a admitir como miembro pleno de la congregación religiosa al sacerdote. Aclara que el sacerdote imputado "nunca llegó a ser religioso trinitario" aunque reconoce que "pasó un período de formación en la Orden".

Si bien, añade que "no llegó a ser admitido como miembro pleno" de la comunidad religiosa, por lo que abandonó su formación en el año 2012 sin haber llegado a completar el proceso de incorporación a la Orden. Además, la Orden Trinitaria lamenta "profundamente" los hechos que se imputan al sacerdote, y condena "enérgicamente" cualquier acto de abuso "en todas sus formas". "Estamos comprometidos en fomentar un entorno seguro y respetuoso para todos los individuos, especialmente para aquellos que son más vulnerables", subrayan.

Asimismo, la comunidad religiosa expresa su "más profunda solidaridad apoyo" hacia las víctimas de estos actos que califica de "atroces". "Los presuntos delitos de violación, sedación y grabación ilícita de hasta ahora cinco mujeres son inaceptables repugnantes", manifiestan. También ofrecen su colaboración con las autoridades, muestran su disponibilidad para trabajar en conjunto "en la promoción de una sociedad más segura y justa para todos" y expresan su deseo de "erradicar" esta "lacra social".