Ocho años al frente del Club deportivo más antiguo de Valencia. ¿Qué balance global hace ahora que se acaba su etapa como presidente?

—Llevo ocho años en una institución de mucha envergadura. A pesar de haber pasado por unas épocas difíciles y de restricciones económicas, el club no solo ha resistido, sino que en este momento está en mejores condiciones que cuando lo cogimos y eso nos ha permitido hacer muchas cosas en lo deportivo.

—¿Qué es lo que le lleva a no presentarse para un nuevo mandato?

—Es una decisión completamente independiente a los avatares y circunstancias de la vida del club. Siempre he pensado que los mandatos en cualquier cosa tienen que ser limitados porque no se afrontan las cosas con la misma fuerza e ilusión en el minuto uno que en el minuto 180 o en la prórroga. Hay que dejar paso a gente joven y con ilusiones, sobre todo porque en la sociedad actual hay mucha exposición y se desgasta mucho la imagen. Ocho años es un período razonable para llevar un proyecto y entramos en un momento del club un tanto complejo. Nuestra idea era estar cuatro años, pero el clima era de absoluta tranquilidad social y nos hizo pensar que para completar nuestras ideas hacía falta un segundo mandado. Teníamos cosas en la cabeza que se han llevado a cabo. La mayor parte de nosotros y de mi junta directiva somos profesionales que tenemos nuestra vida al margen de esto, que es un trabajo puramente altruista y esto desgasta y quema porque te exige. Es una institución con un presupuesto muy elevado, en el que hay un montón de empleados, una representación exterior muy exigente y es necesario que otros cojan el relevo.

—¿Le ha dado tiempo a cumplir todos sus proyectos o se le ha quedado algo a medias?

—Hay objetivos tangibles e intangibles. Hay algunos que estaban previstos y se han cumplido. Llegamos con la idea de completar toda una fase de remodelación del club de un plan que había antiguo y eso se ha cumplido todo, se han remodelado las casetas de los empleados, los gimnasios, las cocinas€ todas las infraestructuras del club salvo el edificio social. En esto hemos cumplido todo, hemos conseguido una paz social que era un objetivo importante y también conseguir que el club funcionara de una forma autónoma y profesional, y que la Junta de Gobierno estuviera para tomar las grandes decisiones a largo plazo, pero que el día a día, la organización del club, funcionase de forma automática. Hay un equipo directivo en la parte deportiva que lleva de forma profesionalizada su departamento. En la parte administrativa y bajo la dirección del gerente, también hemos incorporado a profesionales cualificados, universitarios. La Junta Directiva no tiene que entrar a resolver pequeños problemas que se pueden dar en el día a día. Respecto a cosas pendientes, siempre ha sido un reto ampliar nuestras instalaciones porque somos un alto número de socios, hemos luchado por esto pero es muy difícil en la situación actual porque incluso el Plan Urbanístico de València está todavía pendiente de aprobar. No solo dependía de nosotros sino de elementos ajenos al club. Siempre hay aciertos y errores y distintas opiniones pero ha sido una etapa positiva.

—¿Cómo ve el futuro inmediato del club?. ¿Por dónde debe ir?

—En la Asamblea de 2018, que fue la más conflictiva, después de un análisis de siete años del club, expusimos los retos a los que se enfrenta el club en los próximos años. Propusimos una serie de soluciones y de una u otra manera, los que vengan tendrán que afrontar esos frentes, y fundamentalmente es que este es un club centenario, que por su sistema de transmisión de acciones, en el que hay hasta terceras y cuartas generaciones de socios, el club necesita una cierta etapa de revitalización, en el que una masa social que ha envejecido, necesita abrir sus puertas de cara al exterior y recibir a nuevos socios que vengan con ilusión renovada y con ganas de venir al club, jugar al tenis, venir al restaurante, de disfrutar del club. Ahora hay mucha gente que no lo hace por el paso de los años y es el gran reto que tiene el club.

—¿Pero es posible que entren nuevos socios actualmente?

—No, es estos momentos el club está cerrado por un mandato de la Asamblea que tuvimos que asumir durante estos ocho años. Todas las juntas que nos han precedido han podido contar con los ingresos de nuevos socios, tanto en lo económico como en ese rejuvenecimiento o renovación social, y en estos ocho años no hemos podido contar con ese punto porque hemos tenido que cumplir ese mandato y el compromiso que tuvimos. Pero ahora entendemos que quedan las puertas abiertas y unas ideas que van a posibilitar esa renovación.

—En el aspecto deportivo, ¿cómo surge la idea de crear, potenciar y respaldar a Anabel Medina

—Surge porque a veces las cosas vienen rodadas y porque el Club de Tenis tenía y tiene un compromiso con Anabel Medina, Pablo Andújar y otros jugadores por la implicación que han tenido. Han demostrado en todo momento su interés por vincularse al club, han defendido nuestros intereses y hay que recordar que cuando llegamos tuvimos que ajustar las fichas de estos jugadores para pasar aquella época de dificultad económica, y entendíamos que cuando pasara este momento de dificultad, teníamos que hacer algo para mostrar nuestra gratitud hacia ellos. Con Anabel se terció la posibilidad de organizar un campeonato femenino, me propuso esa opción, la vi con buenos ojos y, contando con un espónsor principal como el BBVA, se ha ido consiguiendo. El primer año empezamos de una forma modesta con un campeonato de 25.000 que podía parecer poco ambicioso, pero hemos ido creciendo, se ha consolidado y este es nuestro reconocimiento a Anabel Medina, que es la directora de nuestro torneo y que tiene ahí un futuro una vez retirada del tenis.

—¿Hay alguna posibilidad de que el club pueda volver a impulsar un torneo masculino después de la desaparición de un Open 500 que sucedió al torneo que se hacía con Ferrero en el CT Valencia?

—En nuestra mente ha estado que lo que queríamos es que el torneo fuera propiamente del club, que no fuéramos un convidado de piedra como en un momento determinado puede ocurrir con estas cosas, y el ITF de Anabel Medina es un torneo del club, en el que el protagonismo de Anabel es indudable, pero es un torneo del club. Con el tema masculino, el gran problema que nos encontramos es el económico, el estar a la altura de los campeonatos que en estos momentos hay en España y en Europa es complicado porque hablamos de cantidades estratosféricas. Hay ambición e interés, pero hay que ser realistas. Nuestro objetivo era y es que el club esté saneado económicamente ahora y en un futuro y en la medida de nuestras posibilidades, si llega este rejuvenecimiento y si conseguimos recursos suficientes, por supuesto que sí, la vocación siempre ha sido fomentar campeonatos y el desarrollo de este deporte.

—El club acoge ahora el Senior Masters Cup. ¿Es la guinda perfecta para rendir homenaje a David Ferrer

—Tuvimos la ocasión de rendirle homenaje a David cuando se le hizo el reconocimiento por el COE y ahí tengo la satisfacción de haber podido reconocer su compromiso con el Club de Tenis Valencia y su paso como jugador por aquí. Ahora está siendo reconocido por todos los torneos importantes. No tenemos en València un torneo de ese nivel ya, pero aprovecharemos para entregarle una placa que simboliza el reconocimiento del club hacia una institución como es David Ferrer, como valenciano y gran jugador que es. Es un honor que Ferrer cierre el círculo aquí, en su casa. Es una persona entrañable, una gran persona, un trabajador, un luchador y esos son los valores que defendemos en el club.

—En los últimos años, junto a otros grandes clubes de la provincia, crearon un campeonato al margen del autonómico de la Federación. ¿A qué se debió esa dualidad?

—El resultado ha sido bueno porque era conseguir que los clubes participen, organicen, celebren torneos, pero el inicio fue un poco atípico porque surgió de un disenso que hubo en un momento determinado de los grandes clubes con la Federación en cuanto a algunas decisiones. En este momento, la relación con la Federación es normal, correcta, pero sí que hemos entendido que los clubes tenemos una misión que no es egocéntrica y que tenemos que fomentar todo esto. Algo de lo que me siento especialmente orgulloso es de haber conseguido que tanto con el Sporting como con el Español, hayamos mantenido una excelente relación, que nos ha permitido, no solo hacer ese torneo, sino también los infantiles y otros y eso es bueno para el tenis de Valencia y de nuestra Comunidad. Antes las Federaciones representaban a los clubes, esto ha cambiado mucho, los intereses son muy diferentes, pero los clubes seguimos en nuestra misma línea y este es el resultado, que tenemos más torneos. La Federación hace los suyos, seguimos colaborando, seguimos estando, pero tomamos también nuestra propia iniciativa. Pero nuestra relación actual con la Federación en estos momentos es normal, tenemos un vicepresidente en la Federación, varios vocales y nuestra colaboración con la Federación es absolutamente normal. Hemos tenido diferencias de criterio que son legítimas pero nada que trascienda a lo personal. Los intereses de los clubes y de las Federaciones no siempre convergen y estamos en nuestro derecho y obligación de defender nuestros intereses.

—¿Qué apuesta ha hecho el club por la formación de jóvenes jugadores en los últimos años?

—Es algo en lo que hemos apostado desde el primer momento, uno de los retos que teníamos era potenciar el tenis de base y hemos potenciado las escuelas. Tenemos cientos de niños y niñas en las escuelas y gestionamos la Escuela de Benimaclet por un concierto con el Ayuntamiento, donde tenemos más de 100 alumnos allí, que no son socios. Y en el club tenemos becas para fomentar el desarrollo y formación como tenistas. Esto es algo de lo que nos sentimos especialmente orgullosos. El club tiene más de 40 equipos, con un presupuesto superior a los 300.000 euros. Estamos gestionando la Escuela de Benimaclet y dando becas a jugadores, esto es en lo que nosotros creemos en el apoyo al tenis base, porque a veces a todo el mundo se le llena la boca hablando del tenis base, pero todos los recursos a lo mejor se van a tal o cual jugador o a tal circunstancia organizativa o administrativa. Hay que ayudar a los jugadores y a los padres de los jugadores porque esto cuesta dinero y hay que apoyarlo desde jóvenes.

—¿Cómo ve el futuro de los jóvenes talentos del tenis valencianos, ya retirados Juan Carlos Ferrero, Anabel Medina y David Ferrer, entre otros?

—Con mucha pena hemos tenido que dejar de contar con Martínez Portero, que se ha ido a Barcelona, pero hemos fichado a Bernabé Zapata y es una incógnita porque desde un punto de vista lógico, no es fácil pensar que vamos a tener lo mismo que todavía estamos viviendo con Nadal, Ferrer y compañía. Otros países invierten cantidades astronómicas de dinero y no tienen este nivel de jugadores que ha tenido España y nuestra Comunidad. Pero la gente joven que viene son un grupo de jugadores excelentes