El Valencia volvió al trabajo después de las vacaciones de Navidad y lo hizo con un Chori Domínguez a la cabeza hipermotivado. El delantero argentino aterrizó ayer a mediodía en la capital del Turia con una única obsesión en la cabeza: trabajar a tope en la Ciudad Deportiva mientras espera la llegada del tránsfer y ayudar al equipo en el campo «cuanto antes mejor». El ex del Rubin Kazan sabe que el mes de enero va a estar cargado de partidos oficiales, con la Liga y la eliminatoria de Copa del Rey por medio, sabe de la exigencia del calendario y desea ser aprovechable «lo antes posible». Sólo había que mirar ayer por la tarde al césped de Paterna para darse cuenta de que el Chori ha vuelto de Argentina con las pilas todavía mas cargadas de cuando se fue.

Pasadas las 16:15 horas, el Chori llegaba a las instalaciones blanquinegras. Esta vez, como un más. El argentino llegó en el coche de Voro acompañado de dos amigos de Argentina, que no perdieron detalle de todos y cada uno de sus movimientos durante la sesión. Verlo entrenar al lado del Guaje era todo un placer. Así fue durante los primeros minutos del entrenamiento. Emery juntó al argentino con Villa en unos de los ejercicios específicos de la primera sesión post-vacacional. Y la verdad es que no defraudaron dejando pequeñas pinceladas de lo que puede ser esa conexión. Más sorprendente todavía iba a ser verlo en la posición de ´8´ en el partidillo que preparó el cuerpo técnico. Emery ubicó de partida al Chori en el mediocentro, formando pareja con un Manuel Fernandes. Una carambola, puesto que el futbolista fue intercambiando posiciones con el paso de los minutos y porque, sobre todo, no es la idea principal del cuerpo técnico, que piensa en el para la media punta o para cualquiera de las tres posiciones de arriba. Fue desde esas posiciones de enganche desde donde empezó a dejar pequeñas muestras de su calidad y sobre todo, de su rapidez.

Así es como llegó una de sus primeras grandes acciones de la tarde. Se anticipó a un balón en el costado izquierdo y lo puso en bandeja con la zurda para que acabara en gol. El argentino también fue el autor de otro minutos más tarde, aunque de manera involuntaria. Un pase interior a Manuel Fernandes acabó con el balón dentro de la portería después de un regate inverosímil del portugués sin tocar el balón. El Chori —Emery le llamó Domínguez y sus compañeros no le llaman Álex porque Álex es Alexis en el campo— y Manuel hicieron juntos la serie física de quince minutos que había preparado Ayestarán al final del entrenamiento. Una paliza que acusó, como todos, a pesar del momento de forma con el que ha llegado. También aguantó el frío, acostumbrado a las bajas temperaturas de Rusia. Lo que no aguanta es no poder ayudar. Quiere jugar ya.