«Es el día más feliz de toda mi vida, ser valenciano y valencianista es maravilloso». Eran la palabras de David Albelda minutos después de que Alfonso Pérez Burrull pitara el final del partido, de que cientos de aficionados saltaran al césped de La Rosaleda y lo elevaran a hombros hasta el cielo de Málaga. El Valencia, después de 31 años, volvía a ser campeón de Liga. Emocionaba por igual a quienes vivieron el último triunfo en 1971 como a toda esa generación que jamás había visto algo igual, que venía de sufrir dos derrotas en finales de Champions. Sufrir, fue la nota dominante durante toda la temporada, pero no tanto en el partido decisivo que el equipo de Rafa Benítez ganó como si nada con dos goles de Ayala y Fabio Aurelio, cada uno con una historia peculiar.

El salto imperial de Ayala que marcó el camino

«Lo soñé, era mi deseo y se dio», decía Fabián Ayala cuando le hablaban de su gol, el que consiguió de cabeza al elevarse sobre la defensa con un salto imperial en el minuto 35. Fue el gol que acabó con las dudas y los nervios lógicos de un partido de tanta tensión. Antes del descanso, el brasileño Fabio Aurelio hacía el segundo después de una excelente jugada. Fue además uno de los goles más largos de la historia, porque los jugadores del Málaga reclamaron fuera de juego, el árbitro fue a consultar con su asistente y tardó cerca de siete minutos en darle validez. La fase final del choque apenas tuvo historia, el Valencia se sabía campeón y era un equipo fiable que difícilmente se iba a dejar sorprender. En Málaga, en Valencia y en todo el planeta VCF la afición salió a celebrar la hazaña, el quinto título de Liga que tanto se había hecho esperar.

Una Liga extraña de grandes emociones en Mestalla

En Málaga el Valencia sentenció una Liga extraña, igualadísima, que llegó a tener hasta ocho líderes diferentes. Nada que ver con lo que tenemos ahora. El liderato definitivo se lo arrebató el equipo de Rafa Benítez al Real Madrid a falta de cuatro jornadas. Ambos equipos llegaban empatados a 62 puntos y el Valencia empataba en Mallorca gracias a un gol en los últimos minutos de Baraja, un mal resultado que al día siguiente se haría excelente con la derrota del Madrid en Pamplona por 3-1. Una semana después, el Valencia tenía la primera de sus dos finales en Mestalla, donde recibía a un Deportivo todavía con opciones de ser campeón. El partido fue vibrante y se resolvió con un único tanto de Aimar en lanzamiento de falta que dio en un defensa antes de colarse en la portería, pero el no va más fue una semana después. El Real Madrid perdía 3-0 en Anoeta mientras en Valencia el Espanyol se ponía por delante y era expulsado Carboni, pero en una segunda mitad emotiva y trepidante Mestalla remontó con dos goles de Rubén Baraja que desataron la euforia. Curioso, media Liga antes, en Montjuic, el Valencia también remontó un partido que quizá evitó la destitución de Rafas Benítez. Ahora, con cuatro puntos de ventaja y dos jornadas por delante, el Valencia ya podía soñar con el título de campeón en Málaga.

Un gran triunfo sobre los ´galácticos´ de Florentino

«Amunt Valéncia y Vixca València». Así terminó el breve discurso de agradecimientos que realizó Rafa Benítez en la rueda de prensa posterior, en el mismo momento en que la afición ocupaba ya las calles de la ciudad celebrando el triunfo de su equipo fundamentalmente sobre el Real Madrid. El equipo de Florentino había comenzado la temporada como auténtico favorito tras fichar a otro de sus galácticos, Zinedine Zidane. El madrid no pudo al final con el rodillo del Valencia, una máquina que en las últimas cinco jornadas le sacó nueve puntos de diferencia.