La estadística dibuja al Valencia como un equipo con problemas en los dos frentes. En defensa y en ataque. Desde que Albert Celades asumió el mando los blanquinegros han disputado siete jornadas de la Liga convirtiéndose en ese periodo en los más goleados de la competición. La media de dos tantos encajados por partido hasta el momento condena a la medianía de la tabla, un lugar del que también ha sido difícil escapar con la pobreza ofensiva de un bloque cada vez más cerca de su portero que del rival.

En El Sadar la rigurosa expulsión de Rodrigo condicionó las posibilidades del rigurosa expulsión de RodrigoValencia CF. El equipo de la Liga que menos remató en la jornada 10. Desde el empate con el Atlético (1-1) los de Celades sufren un claro descenso en su caudal de ataque. En Pamplona sólo hubo un remate entre los tres palos -el tanto de Rodrigo-, sólo tres en Lille y otros tres de 11 intentos en el Metropolitano.

A pesar de que aún se mantiene entre los diez con más goles a favor, el Valencia es el quinto equipo de Primera con menos remates por partido (7.4). Si se trata de puntería, en ese apartado asciende hasta la duodécima posición del ranking con 35 chuts a portería de un total de 98 desde que inició el torneo a mediados de agosto frente a la Real. La tendencia, en cambio, vuelve a bajar hasta niveles ínfimos en cuanto a los remates de cabeza: únicamente diez, uno de media por partido. Un dato sólo empeorado por el Barcelona (8), acostumbrado a un juego combinativo.

La escasez de remates refleja la pérdida paulatina de profundidad desde los extremos de un Valencia que ha tenido en los últimas citas un exceso de hombres en su propio campo. Las lesiones de Gayà o Carlos Soler hasta hace poco, incluso de Guedes -quien no pasa por un buen momento de forma-, han restado potencial al juego por las bandas. Una realidad, a su vez, que provoca que no se haya exprimido totalmente el estado de gracia de un rematador como Maxi Gómez.

Error de mecanismos

Asimismo, tanto en Lille como en Pamplona los adversarios se impusieron en el número de duelos ganados. El centro de campo no acaba de endurecerse entre tanta variación táctica, algo que repercute en negativo en los mecanismos defensivos. La irregularidad no hace de la anterior una temporada modélica en la Liga, si bien el Valencia concedía menos remates (12.7) que los 15.1 en estas diez primeras jornadas. Hoy sólo al Levante le acribillan con más disparos y sólo su portero suma más paradas que Cillessen Entre Lille (27) y Osasuna (29) el bombardeo alcanzó casi los 60 disparos, 56.

La intensidad es un valor difícil de calibrar. Aún así, hay parámetros significativos como el hecho, en lo físico, de que los tres rivales de Champions completaron más distancia recorrida y kilómetros a máxima intensidad. En España suele hablarse del Getafe como uno de los equipos más aguerridos. Los azulones lideran la tabla de faltas cometidas con 19 por choque. En el otro extremo, Valencia y Barça son los que menos infracciones realizan. Curiosamente, salvo los culés, con los que se igualó a 11, todos los oponentes del equipo de Celades desde el Camp Nou. Chelsea, Leganés, Getafe y Ajax por encima de las 20. En la estadística liguera de entradas (13.5) o duelos aéreos por partido el Valencia también aparece en la parte medio-baja y en la parte media en lo referente a las recuperaciones (8.9).

En la comparación con el pasado curso el Valencia sale perdiendo en la mayoría de estos datos estadísticos: remates, tiros concedidos, faltas, duelos, etc. En estos diez primeros duelos de Liga sólo se mejora el promedio de goles anotados (1.4 por 1.34). Eso sí, el Valencia deberá cerrar sus grietas en defensa para ser competitivo. Todavía está lejos de los 0.92 tantos que encajó en 38 jornadas el bloque de Marcelino