La realidad es que como es, no engaña a nadie y todo lo que te ha pasado en esta vida cobra de pronto un protagonismo especial. Y ahora que el fútbol está parado y que nuestro periódico deportivo empieza a vivir voluntariamente en la red, mi cabeza, que es juguetona, me hace un quiebro imposible de salvar y aunque durante estos días una sonrisa siempre es agradable de sacar yo debo confesarles una cosa real como la vida misma y que explica unas vivencias que viví en Madrid en mi más tierna infancia.

Ojo, soy el valenciano

Vale, sí, de nano me crié en Madrid y vive junto a todos mis hermanos madrileños una infancia bonita y singular. Debo confesar que mi madre, Concha Miquel, era una valenciana del Grao y quiso que su último hijo fuera valenciano de nacimiento y ese fui yo, y junto a ese nacimiento ya me hice valencianista desde mi más tierna infancia y eso me ha marcado la vida de forma formidable e incluso envidiable... si tu infancia y adolescencia que te acompañó en Madrid en esos primeros años.

El Pilar, mi cole

Estudié en el colegio de El Pilar de la calle Castelló de Madrid y en los recreos jugábamos todos a fútbol dejándonos la piel en cada partidillo que podíamos. Y sí, en esos partidillos destacábamos tres chavales -Martínez Fresneda, Joaquín Mahiques y yo- y, poco a poco, haciéndonos algo mayores fuimos seleccionados para jugar en la escuela del Real Madrid por ser los más destacados de forma brutal en los partidos del colegio.

Un temporadón

Y fuimos al Real Madrid. Y yo, que jugaba de delantero, me inflé a marcar goles partido tras partido en la escuela de ese club al que hoy debo confesar que le he pillado algo de manía, bueno algo no, le he pillado mucha manía, y acabé la temporada siendo el máximo goleador del equipo y con una fama estupenda de ser el mejor goleador de la escuela blanca en esos momentos. Y miren, hoy, que está todo parado, me invaden los recuerdos y quiero compartirlos con todos ustedes. Que un antimadridista como yo tenga un pasado como goleador en la escuela del Real Madrid es algo que debo confesarles con cierto cariño.

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